
Esta era una vez A y B, una pareja que vivía en algún lugar de pueblo mágico. Era un domingo lluvioso. A, pícaro y travieso, de repente, arranca de la maceta el hongo milenario y le pregunta a B:
–¿Qué prefieres? Te lo comes y alejas de ti al Ángel de la Destrucción por un par de meses, o vives mucho tiempo, incluso siglos como nuestros padres, pero bajo el regazo de sus negras alas.
No hubo necesidad de contestar. Se miraron a los ojos fijamente y sonrieron. Tiraron el coronajomti a la basura y fueron un matrimonio feliz.