El infierno dantesco a grandes rasgos está dividido entre aquellas almas castigadas por la intemperancia y que se asocian a lo irracional, y las almas castigadas cuya maldad que utiliza la razón y la inteligencia. El canto XVIII nos presenta el Malebolge, especie de laberinto donde hay diez pozos, donde habitan los fraudulentos. En este primer pozo nos encontramos con los rufianes, seductores y aduladores.
La postura de Dante, que sigue, dicho sea de paso, la ética aristotélica, me ha planteado una serie de preguntas referentes al problema del mal. Y es que si el tipo de almas malvadas que están condenadas en el Malebolge sufren su castigo por hacer uso de su inteligencia y razón, en otras palabras hicieron un uso malévolo de su libertad. Así, esta postura difiere con la que, siguiendo a Hanna Arendt, había hecho mía sobre la banalidad del mal. Para la filósofa, lo que nos hace malas personas es que nos negamos a pensar o lo que es lo mismo, nos negamos a tener un diálogo inteligente con nuestra alma y nos negamos a cuestionar a la autoridad y el poder.
Aquí dejo la excelente película que hizo Margarete Von Trotta sobre la filósofa alemana y una excelente conferencia sobre la estructura moral de la Divina Comedia de Ángel García Galiano