Por fin llegamos al círculo noveno, el último círculo del infierno. En este canto XXXI, Dante nos introduce al lugar más frío y nos presenta primero a los gigantes, símbolo de la soberbia y rebeldía contra Dios. Al ver a estos seres, el bardo no los logra distinguir y los confunde con torres muy elevadas. Entonces el maestro Virgilio le contesta:
-Tú pretendes ver demasiado en estas tinieblas, es por ello que se te ofusca la imaginación. si te acercas allá, comprenderás que a la distancia la vista engaña, así que será conveniente que nos apresuremos
En este pasaje, el florentino realiza una crítica sutil y profunda: él también peca de soberbia al querer ver más de lo que permiten las tinieblas infernales. ¿No es acaso lo que le pasa a cualquier poeta? Al fin y al cabo, William Blake dijo que el poeta es el aliado del diablo, el ángel que dice no.
Aún faltan tres cantos para concluir el Infierno, la primera de las tres partes de la Comedia. Somos ya menos los que continuamos la lectura, pero creo que para los que seguimos, ya no hay marcha atrás, si dios nos da licencia. En estos días, hemos reflexionado sobre las complejidades del Infierno, y tratamos de que nos dijera algo sobre nuestra situación actual. El ejercicio no ha sido en vano e incluso lanzamos un concurso para que las personas expresen sus pequeños infiernos en el lugar donde viven. A partir del purgatorio, lenta y gradualmente, iremos en búsqueda del sí.
La canción Mi amigo satán de Joaquín Sabina, creo que va ad hoc con el canto