Una noche antes de proponer la lectura de la Divina Comedia apenas pude dormir. Según yo, era una de las mejores ideas que se me hubieran ocurrido para incursionar en el mundo de las redes y apenas quería que despuntara el día para proponerla. Es más, se me hacía imposible que no la hubiese propuesto alguien más. Y en efecto, como ya comenté en días pasados, en 2018 se hizo la misma propuesta y pegó. Ahora el caso es distinto, ni siquiera en Italia por lo que he investigado, ha podido salir del todo de círculos académicos y universitarios, si bien es cierto que Dante es más que un poeta: para los italianos es un símbolo de unidad nacional e identidad territorial. En mi caso particular ¿por qué no ha tenido las repercusiones que esperaba? Las razones son múltiples y heterogéneas. Hoy encuentro dos. La primera es que para muchos la poesía es algo nebuloso y lejano, acaso inaccesible. Además existe la cuestión de la temporalidad. Un poeta muerto hace 700 años, nos exige una perspectiva de larga duración. Y nos exige tiempo de ocio productivo para la comprensión de esa densidad temporal. La segunda razón, es la inmediatez con la que están hechas las redes sociales. El lenguaje y las imágenes que circulan son, no tengo mejores palabras para nombrarlo, ráfagas fugaces de transparencia sin huecos, lisas y sin fisuras.
La cultura virtual del clic se trata de consumir el mayor número de información posible, que muchas veces nos deja atolondrados a medida que pasamos el dedo por la pantalla, sin convertirla en conocimiento y mucho menos en experiencia. Bien decía Hanna Arendt que había que fijarse en los detalles superfluos para comprender cómo opera el poder. En este caso, cuando pasamos horas frente a la pantalla ¿somos conscientes del poder material que tiene el lenguaje binario en nuestras vidas? Sí, el lenguaje traducido a imágenes, videos o textos, tiene un poder material indisociable del poder simbólico. Por ello, cuando alguien dice que una cosa son los hechos y otra las palabras que lo explican, realiza una separación que en la realidad es imposible encontrar. Digamos que los hechos son un lenguaje ritualizado en acciones. De ahí la antigua noción aquella de que el universo es un libro. De ahí la fascinación que tiene la cábala según la cual el lenguaje escrito es un atributo (y no el menos importante) de Dios.
El tema es amplio y apasionante. Muchas veces se olvida que grandes corporaciones digitales como Amazon, Facebook o Instagram, deben su poder en gran medida al control social que ejercen por medio del lenguaje. El totalitarismo digital del que muchos hablan, se debe a la capacidad que tienen y tendrán cada vez más este tipo de empresas sobre el inconsciente colectivo. Lo que incluso les permite ya predecir los comportamientos futuros del individuo atomizado. De ahí la necesidad de hacer comunidad por medio de la poesía, según mi hasta ahora fracasada propuesta. Fracasada a medias, y es que lo difícil es no tener interlocutores con los cuales dialogar. Así casi todos los días me pregunto y bueno ¿para qué y para quién fregados estoy escribiendo todo esto? Luego recuerdo que Octavio Paz dice que el primer lector es el propio escritor y se me pasa. Al menos estoy dialogando conmigo mismo.
Por otro lado, este fracaso para mí es un alivio. Y aunque estoy consciente como todos, de que al entrar al mundo virtual estoy otorgando mis datos de manera voluntaria a estas corporaciones, me gusta lo que estoy aprendiendo y creo que el riesgo vale la pena. Lo mejor sería sin duda seguir en mi mundo autista (¿has intentado lector vivir sin celular? ¿verdad que se vive como fuera de la sociedad?) antes de que abriera el Blog, Twitter, Facebook y el WhatsApp que son las redes sociales que utilizo (iba a escribir me utilizan). Pero con la pandemia me di cuenta que tenía que entrar a este mundo pues son el presente y el futuro de la humanidad en el corto y mediano plazo al menos. Además, desde hace un año, son herramientas ineludibles para mi trabajo como docente. Como lo plantea Macluhan, los medios de comunicación influyen en la sociedad en su conjunto, independientemente de si no todos los individuos hacen uso de ellos. En fin, creo que ya me explayé demasiado y otra cosa que me he dado cuenta es que si el texto que se escribe tiene más de diez líneas es difícil que alguien lo lea. Vayamos al canto XVIII.
En este canto Dante continúa con sus preguntas sobre el amor. Entonces el maestro Virgilio contesta que las facultades perceptivas de los seres exteriores introducen en la mente una imagen en la mente donde se puede contemplar. Este abandono contemplativo es el amor. Entonces el florentino pregunta, si el amor implica implica una responsabilidad de comportarse de forma recta o torcida. Virgilio contesta que es la libertad es innata en el hombre: el amor nace en todos, pero todos lo podemos reprimir. Al último del diálogo le dice que recuerde la palabra albedrío, porque es posible que Beatriz se la mencione. ¿A poco no es hermoso esto que dice el mantuano? Muchas veces, cuando hablamos de libre albedrío, en el lenguaje popular, hacemos referencia a la capacidad de elegir el propio destino. Y es cierto que en Dante algo hay de eso. Pero este pasaje se refiere a la libertad para amar. Y por lo tanto es pensamiento del corazón más que del intelecto. Libertad para aceptar o rechazar las buenas o las malas pasiones. La libertad como algo innato ¿Qué no era eso lo que decían los anarquistas? Eso es, por ejemplo, lo que enseña el lingüista Chomsky en su gramática generativa y en su filosofía política.
Por último, los poetas se encuentran con los indolentes, aquellos que fueron negligentes y se tardaron en hacer el bien. Los perezosos, en el Purgatorio, van a toda prisa y apenas se pueden detener a charlar un rato. Así en nuestra sociedad del cansancio, sólo que sin posibilidad de purificar los pecados ni hacer el bien. Ante esa hiperactividad que nos inmoviliza ¿apoco no es posible cansarnos colectivamente en torno a un libro o mejor aún, ante una actividad colectiva que tenga repercusiones en nuestra comunidad? Sería un cansancio distinto, agradable. Como cuando se siembra una milpa y después, bajo un árbol, se conversa y toma pulque. Lo que no hay que olvidar de este canto es que el amor sólo se interioriza con la contemplación.
Claro que vale la pena escribir Arturo! Aquí, haciendo un espacio para entrar a la pagina, di clic y ahora estoy en el blog, dando lectura a lo que escribiste y con lo cual resueno. Debo decir que no soy experta en esto de las redes sociales y lo que ofrecen, así que iré poco a poco aprendiendo con Appocaliptik. Muchos saludos
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Yo igual estoy aprendiendo esto de las redes pero ahí vamos juntos aprendiendo. Qué bueno que resuena algo lo que escribí. Muchos saludos Martha y sí, claro que vale la pena escribir, se aprenden cosas de uno mismo que de otra manera tal vez no se podría.
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