Hoy terminé de leer Psicopolítica: neoliberalismo y nuevas técnicas de poder de Byung-Chul Han. Apenas me tardé tres días en leerlo. El texto es breve, no alcanza las cien páginas. Sin embargo, encuentro que leo con facilidad y avidez sus libros. Es más, tengo que dosificar la lectura y alargarla unos cuantos días más, porque si por mí fuera tal vez con un día bastaría.
¿Por qué hay unos libros que nos lleva menos tiempo leer que otros? La primera respuesta que se me ocurre es la complejidad del texto. Pero en este caso no hay tal. Los planteamientos del filósofo coreano son densos y difíciles de comprender. Encuentro que el hechizo de sus textos se debe a que nos habla directamente de los problemas de nuestra sociedad y nuestra persona, desde ángulos desde donde no se había visto. Si uno de los papeles principales de la filosofía es crear conceptos, Byung-Chul, en breves páginas, nos dota de herramientas para comprender la situación en la que nos encontramos: el infierno de lo igual, según el mismo define a la sociedad actual.
Así explica la manera en que el panóptico digital actúa sobre la psique:
La microfísica del Big Data haría visibles actomes, es decir, microacciones que escaparán a la conciencia. El Big Data podría poner de manifiesto patrones de comportamiento colectivos de los que el individuo no es consciente. De este modo se podría acceder al inconsciente colectivo. En analogía con el inconsciente óptico, se podría denominar inconsciente digital al entramado microfísico o micropsíquico. La psicopolítica digital sería entonces capaz de apoderarse del comportamiento de las masas a un nivel que escapa a la conciencia.
Ahora bien, me pregunto por qué la lectura de la Divina Comedia no se puede hacer de manera rápida. Esto, como nos recuerda Mandelstam, ya era un problema en los tiempos de Dante. Desde luego, si algo define a la poesía escrita es que condensa el máximo de significados con el mínimo de palabras. Cuando ese poema tiene al rededor de quince mil versos, las cosas se complican. Por eso con los poemas hay que ir con calma, tomarse el tiempo y saborearlos. Por eso, en nuestra sociedad hiperactiva y consumista, la poesía no goza de buena reputación. Hay, empero, otra razón: la Comedia es un viaje por el inconsciente colectivo e individual de su tiempo. Por eso en cada canto hay una densidad difícil de desentrañar que siempre nos deja con la sensación de que hay algo más que comprender.
En este Canto XXII ahora Dante y Virgilio caminan junto a Stacio que, a pregunta del mantuano, relata porque purga su pecado en el círculo de los ávaros:
Por que has de saber que la acción que se realiza en directa oposición con un pecado se va consumiendo lo mismo que él, generando una culpa de exceso, así es que yo he estado purificándome entre los que sufren por causa de la avaricia, pero por caer en la actitud opuesta de manera viciosa.
Después Stacio relata cómo, por inspiración de su amado Virgilio, se acercó a la fe cristiana y recibió el bautismo y, señala que por la tibieza y temor a ser reprimido por su nueva fe y seguir aparentando ser pagano, recorrió el cuarto círculo por más de cuatrocientos años. De esta manera, Dante nos recuerda que, aunque los personajes a la hora de presentarlos purgan un pecado en específico que los define mejor, en realidad es prolongado el camino en la purificación del alma humana.
Es aquí donde surge un comentario de lector apresurado que aún no asimila lo aprendido de los planteamientos de Byung-Chul Han. Sobre todo cuando el coreano dice que el Big Data hace un registro total de nuestra persona y de nuestra alma: «quizá más precisa y completa que la imagen que nos hacemos de nosotros mismos». En efecto, desde Freud sabemos que una cosa es la imagen que tenemos de nosotros y otra muy diferente lo que habita en nuestro inconsciente, que es individual y al mismo tiempo colectivo. Sin embargo, por primera vez en la historia de la humanidad, existe un panóptico digital que lo utiliza como dispositivo de control.
William Blake decía que cuando el yo de la persona individual se identifica con el alma como algo equivalente, ahí aparece satanás. Y es cierto que en la actualidad, acaso herencia del cristianismo, cada persona aún creemos tener un alma individual, distinta y única, pero lo que es peor, somos presa de un narcisismo que nos separa del alma colectiva y del alma del mundo. Esa también es otra estratagema del capitalismo digital: hacernos creer únicos para mejor explotarnos y vigilarnos colectivamente. Así, uno de los temas centrales de nuestro tiempo es y será el retorno del alma. El alma, el lugar del pathos y las patologizaciones como muestra la Comedia.