El domingo estuve platicando sobre literatura y libros con Sonia Balderas. Al final de la charla mencionó los derechos del lector de Daniel Pennac. ahora que los leo con detenimiento, se me ocurre hacer un comentario de estos derechos aplicados en específico a la Comedia dantesca.
- El derecho a no leer.
¿Es necesario leer la Comedia? ¿Qué pasaría si, en un mundo distópico tipo Farenheit de Bradbury, fuera el único libro que quedara sobre la tierra? ¿ Qué pasaría si estuvieras en una isla desierta y sólo tuvieras ese libro para pasar los largos días? Aún en esas circunstancias creo que tenemos derecho a no leerla. Además con este libro pasa como con el Quijote, algo sabemos de ellos al menos de oídas. Y acaso sin saberlo, muchas cosas que pensamos o sentimos fueron inventadas por sus autores.
2. El derecho a saltarnos páginas
Creo que hay muchos cantos de la Comedia que no pueden gustar. Aunque en esta lectura no he sentido esa necesidad, creo que se puede prescindir leerla de principio a fin. Al menos no en los primeros intentos. De hecho, así me pasó a mí durante años. De vez en cuanto me animaba a leer los primeros cantos o algunas partes, luego saltaba a otros versos, finalmente desistía para una mejor ocasión.
3. El derecho a no terminar un libro
De esos múltiples intentos, a lo más que había llegado es a los primeros cantos del Purgatorio. Como el tono es tan distinto a las intensidades del Infierno, desistía. Así me pasó unas dos o tres veces. Aunque ahora me arrepiento de haber prologado tanto esta cita, creo que a cada lector le llega su hora.
4. El derecho a releer.
Hay libros que leemos una vez y es suficiente. Hay otros que releemos apasionadamente muchas veces. Cada quien tiene los suyos. Creo que releer un libro es comprenderlo mejor. En la primera lectura se escapan muchas cosas. ¿Releería la Comedia? De hecho, esta vez ya la leí completa y ahora la estoy releyendo para hacer los comentarios para el blog. A partir de enero de este año ha sido mi lectura de cabecera. aún con estas dos lecturas siento que me falta mucho por desentrañar. También siento que la Comedia llegó para quedarse y que no será la última vez que la relea. Sobre todo ahora que he encontrado un tesoro insondable, como la mejor poesía.
5. El derecho a leer cualquier cosa
Al principio de la segunda parte del Quijote, Cervantes cuenta su afición a leer cualquier papelillo tirado en la calle. El que tiene esa actitud no le da miedo leer cualquier cosa, ni los respetados y empolvados clásicos ni el libro vaquero.
6. El derecho al bovarismo.
El bovarismo hace referencia a la compulsión que tenía Madame Bovary, la protagonista de la novela de Flaubert, a leer novelas románticas. Tal vez Madame Bovary buscaba un Dante que la idolatrara tanto como el florentino a Beatriz. Así, ese personaje de ficción, rechazaba su mundo por un exceso de lectura que la hacían ilusionarse. Mucho del amor romántico que se retrata en las novelas románticas decimonónicas tiene el influjo del summo poeta.
7. El derecho a leer en cualquier sitio
Para los que nos gusta leer a la antigüita, es recomendable tener la Comedia en pequeños libros separados. Sin embargo, no importa la versión, a no ser las farragosas y con muchas notas, es un libro fácil de transportar.
8. El derecho a hojear
Creo que ya conté que el libro del que tengo más versiones es la Comedia. ¿Por qué este vicio? Tengo afición por los libros bellos y baratos. De las siete versiones que tengo, seis las conseguí en librerías de viejos o en mercados de pulgas. Durante años, sin a atreverme a leer, navegaba por las misteriosas páginas, unas en poesía otras en prosa, hay libros que da placer hojearlos.
9. El derecho en voz alta
El valor musical de la poesía se percibe con mayor intensidad si se lee en voz alta. También tenemos derecho a leer a Dante en voz alta en italiano aunque no entendamos ni pío.
10. El derecho a callarnos
Yo divido mi lectura de un canto diario en tres tiempos. En el primero que me lleva no más de quince minutos leo el canto completo. La segunda parte, me siento en mi sillón y dejo que el silencio que dejaron las palabras durante un rato hable en mi interior. La tercera parte es lo que escribo en el blog y después me callo hasta el otro día.
En el canto XXIV hay un terceto bellísimo y enigmático:
Ed io a lui: I´mi son un che, quando
Amore spira, noto, ed a quel modo
Che detta dentro, vo significando
(Yo soy el que, cuando se siente inspirado por el amor, le doy cabida en mi mente, y compongo los cantos en el tono que propio sentimiento me dicta interiormente)
Tengo una teoría respecto a la composición poética de la Comedia. Espero no malinterpretar mucho el texto, pero los tercetos me parecen una especie de fractales que se van desenvolviendo a lo largo del poema. Por ello cuando se acaba la lectura parece que podrían seguir concatenándose tercetos infinitamente. Pero decir que son fractales tal vez no sea lo más preciso. Tal vez sea mejor llamarlo un extraño arte de la fuga por medio de palabras.
La fuga según la wikipedia es:
Un género musical en el cual se superponen ideas musicales llamadas sujetos. Su composición consiste en el uso de la polifonía vertebrada por el contrapunto entre varias voces o líneas instrumentales (de igual importancia) basado en la imitación o reiteración de melodías en diferentes tonalidades y en el desarrollo estructurado de los temas expuestos.
Como se sabe, el artista de la fuga hacia Dios es Bach. Hace un par de días, escuchando su arte de la fuga, se me ocurrió hacer el símil con la Comedia. En el caso del poema ese sujeto serían cada uno de los tercetos en los que está compuesto el poema. La polifonía de voces se iría enlazando conforme avanza el poema y se reiteran melodías y tonalidades, imágenes y símbolos. en cada terceto desde el primero hasta el último está contenida la larga metáfora sobre la condición humana que es todo el poema.