Dante y su maestro ya no viajan más juntos. Sigo sin comprender porque se separaron de esa manera. Tal vez por mi educación sentimental basada en parte en las telenovelas que veía con mi abuela, esperaba que su separación fuera más melodramática. O tal vez sea porque la cultura en mi terruño, cuando alguien se separa por largo tiempo, es el momento de los abrazos efusivos y las lágrimas.

Tratando de encontrar las causas del por qué el florentino se despide así de un guía que fue más que un padre según sus propias palabras, encuentro una posible respuesta en Borges, alguien que extrajo muchas enseñanzas de la Comedia. En su cuento el Inmortal, hay una escena donde se encuentran dos personas que no conocen la muerte y al despedirse, sutilmente el narrador dice (cito de memoria): creo que no se despidieron.

¿Por qué no se despiden? Ricardo Piglia, al comentar este cuento, dice que el acto de decir adiós o hasta luego es un atributo humano. Decimos adiós porque no sabemos si nos volvamos a ver. Dante y Virgilio no se despiden de una manera meramente humana. Solamente uno tiene un cuerpo humano y mortal. El otro es una sombra y pertenece a la eternidad.

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