Algo sobre el autor:
Es profesor de la Universidad Intercultural del Estado de Hidalgo y doctorante en el posgrado en Desarrollo Rural. Ha trabajado con distintas organizaciones civiles y ha emprendido distintos proyectos con campesinos, ultimamente con cafetaleros y artesanas de la Sierra Otomí-Tepehua. Le gusta andar en bicicleta. La luz que ilumina sus días es su hija Hyadi, que significa sol en otomí. Le gustan las caguamas aunque se enoje Anaya.
¿Qué podemos aprender de aquellos paradigmas de vida que se catalogan como “incultos”, “bárbaros” o “retrasados”?
Por Miguel Carrillo Salgado
Hoy en día se ha hecho constante la incertidumbre, el riesgo y la vulnerabilidad sobre la sociedad global, pues vivimos epidemias sanitarias y fitosanitarias que ponen en entredicho la vida; abruptos cambios climáticos con afectaciones a los cultivos y múltiples actividades de dependencia humana, como sequías y lluvias atípicas, altas y bajas temperaturas extremas que repercuten en las seguridad alimentaria, energética u otras dependencias humanas; crisis financieras que ponen en jaque a las economías nacionales; violencias que ponen en crisis a las democracias, los derechos humanos y la justicia. En general son panoramas de degradación ecológica, política, social y económica; sin embargo, no corresponden a órdenes divinos ni desarticulados, sino a una crisis unitaria y causada por la actividad humana, a una Gran Crisis (Bartra, A. 2009).
Es una crisis del capitalismo, el paradigma histórico que al menos lleva 200 años dominando a la humanidad. Del sistema que se guía por una racionalidad de acumulación y explotación sin importarle las altas emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta, de deforestación de los bosques, de extracción de minerales, del despojo de territorios, de concentración de la riqueza y brechas de desigualdad, entre otras afectaciones; no obstante, día a día se llega a una Sexta Extinción (Kolbert, en Barrera, 2017).
El capitalismo ha pregonado como premisa principal la modernización sustentada en la ciencia y la técnica para un supuesto progreso, desarrollo e industrialización. Ello a través de la economía monetaria, el consumo y los intercambios comerciales (desiguales, por supuesto) como acciones ligadas al “intelecto”, de relaciones racionales y frías con las cosas (la naturaleza). Además, antepone lo rural como un espacio social donde se da escaso intercambio, donde la existencia se funda más “sobre los sentimientos y los lazos afectivos, los cuales se arraigan en las capas menos conscientes del alma y crecen de preferencia en la calmada regularidad de las costumbres” (Simmel,1986:6).
Lo rural y su complejidad se someten a una perspectiva del evolucionismo darwinista que enmarca adjetivos referentes a lo atrasado, bárbaro o faltos de civilidad y de conocimiento, o dicho por la Real Academia Española, inculto o tosco (RAE, 2001). Se da una oposición a lo moderno; sin embargo, en esta coyuntura, para diversos movimientos, instituciones y sectores de la sociedad (la emergente agroecología, permacultura u otras corrientes), aquí se constituyen conformaciones sociales que portan elementos potenciales para estructurar alternativas y esperanzas de vida ante este contexto de gran crisis.
Lo rural viene del latín rurālis, de rus, ruris, a la vida en el campo en relación a labores agrícolas, pecuarias, forestales, piscícolas, de servicios ambientales, entre otras. Sin embargo, la mayoría de quienes desarrollan su vida aquí están en una condición de explotación y marginación por el propio capital. Incluso existe un capitalismo agroindustrial por un lado y el campesinado por el otro -uno de los actores que históricamente se han sustentado en actividades primarias, al menos desde la edad media-.
El campesino en México y América Latina, en su mayoría con una condición indígena, ha tenido la capacidad de sostener diversas diversidades, tanto epistemológicas, socioculturales, paisajísticas, agrícolas, biológicas, productivas y ecológicas; así como para reproducir una racionalidad de satisfacciones de necesidades materiales y simbólicas con apego a la tierra y al cuidado del territorio donde estén articulados.
Ejemplo de lo anterior lo podemos ver en los pueblos indígenas campesinos que están conservando alrededor del 35% de las áreas forestales y selváticas. Ello a pesar de la exclusión y marginación histórico-estructural (FAO y FILAC, 2021). Acciones y conformaciones sociales que toman relevancia para el planeta en su conjunto, pues en los bosques se alberga la mayor parte de la biodiversidad terrestre: el 80% de los anfibios, el 75% de las aves, y el 68% de los mamíferos. Además, cubren el 31% de la superficie terrestre (FAO, 2021).
Los bosques y selvas, además de ser el hábitat de biodiversidad, ofrecen servicios para el sostenimiento de la humanidad en el globo, pues enfrían el planeta, lo oxigenan y capturan carbono. Los territorios de las comunidades campesinas indígenas contienen alrededor de un tercio de todo el carbono en América Latina y el Caribe, lo que significa el 14% del carbono almacenado en los bosques tropicales a nivel mundial (FAO y FILAC, 2021:8).
Para muchos se les hace difícil reconocer la importancia de la persistencia campesina indígena, muchas veces denominadas “incultos”, bárbaros o retrasados; sin embargo, he aquí una pequeña muestra de lo mucho que hay que re-valorar… (continua en la próxima entrega).
Fuentes consultadas:
Barrera, Jazmina (2017) La sexta extinción de Elizabeth Kolbert. Sobre los hijos y el fin del mundo, Extinción/crítica/Noviembre de 2017, UNAM, en https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/df61a538-e605-48c2-8afe-383f7bb79caf/la-sexta-extincion-de-elizabeth-kolbert
Bartra, Armando La gran crisis. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales [en linea]. 2009, 15 (2), 191-202 [fecha de Consulta 17 de Abril de 2021]. ISSN: 1315-6411. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=17721684026
FAO (2021b) América Latina y su compromiso por restaurar y conservar los bosques en http://www.fao.org/americas/noticias/ver/es/c/1382417/
FAO y FILAC. (2021). Los pueblos indígenas y tribales y la gobernanza de los bosques. Una oportunidad para la acción climática en América Latina y el Caribe. Santiago. FAO. Enhttps://doi.org/10.4060/cb2953es
Real Academia Española (2020) en https://dle.rae.es/
Simmel, Georg (1986) Las grandes ciudades y la vida del espíritu en Cuadernos Políticos, número 45, México D.F., ed. Era, enero-marzo de 1986, pp. 5-10, en http://www.cuadernospoliticos.unam.mx/cuadernos/contenido/CP.45/45.3.GeorgSimmel.pdf