Dice José María Micó, el comentarista y traductor dantesco que el Paraíso es un poema místico. Es cierto, aunque más que recordarme a Santa Teresa o San Juan de la Cruz me recuerda a los dos de los poemas filosóficos más importantes en lengua española. Me refiero al Primero Sueño de Sor Juana y Muerte sin Fin de José Gorostiza. Sin embargo, a pesar de la extensión de estos poemas, no se compara con la extensión de la obra dantesca. Para Micó también es un poema político, incluso más que el Infierno y el Purgatorio. Yo añadiría que de los tres es el más sorprendente e incomprensible para mi mentalidad y cosmovisión de hombre del siglo XXI.
Al igual que los otros reinos del más allá, el Paraíso tiene nueve esferas. Sin embargo, aquí no hay un espacio un tiempo definidos. En el Paraíso existe un tiempo sin tiempo y un espacio sin espacio. Por lo tanto los treinta y tres cantos. Eso no pasa en el Infierno donde el viaje que inicia el 25 de marzo, abarca unos tres días, ni con el purgatorio que abarca otros tres o cuatro días. Aquí, se hará la narración de un instante. El instante de la eternidad y la utopía, entendida esta última como no lugar. Aunque, como en Dante s trata de un lugar/no lugar cosmológico de donde emana el amor.
En el canto primero hay una nota introductoria que al parecer acompaña a las ediciones de la Commedia aunque no fue hecha por el bardo, donde se explica la manera en que está compuesto el Paraíso. En el centro del universo se encuentra la tierra inmóvil de donde en órbitas circulares y concéntricas, giran los cielos regidos por la Luna, Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter y Saturno. El último de los ámbitos celestes es el Empíreo. En fin, el florentino se basa en la física tolemaica, la que regia en su tiempo.
Esa es la primera sorpresa, tal vez la que más sacude a nuestra popular idea del Paraíso, con jardines siempre verdes y donde todos los seres conviven en armonía y santa paz sin la mancha del pecado. el Paraíso dantesco parece ser un poco más complicado: es un poema de la luz y de la relación del hombre con el cosmos. Desde luego es una visión radicalmente distinta en muchos sentidos a nuestra cosmovisión. Mientras que en la Edad Media la Tierra era el centro inmóvil del universo, hoy sabemos que nuestro planeta es una partícula de polvo en un infinito e inescrutable universo. Un universo que además no tiene centro y que puede ser que no sea el único. Además, mientras que Dante compartía una visión del mundo con los hombres y mujeres de su tiempo, me temo que nosotros tenemos una idea vaga de lo que es nuestro universo. Además es hay tantas teorías y tan complejas y muchas veces contrapuestas unas de otras, que es difícil que compartamos una idea común y compartida del cosmos.
De esta manera Dante nos interpela, en primerísimo lugar porque, a medida que avanzó la sociedad moderna, nos separamos más de nuestra relación con el cosmos. Así lo explica D.H. Lawrence (1994: 54) en su libro Apocalipsis:
Quizá lo que más nos diferencia de los paganos es nuestra relación con el cosmos. En nuestro caso, todo es personal: el paisaje, el cielo, no son más que el delicioso escenario de nuestra vida. Incluso el universo del científico es sólo un poco más que la extensión de nuestra personalidad. Al pagano le resultaba indiferente el paisaje y el trasfondo personal, pero el cosmos era algo real; un hombre vivía con el cosmos y reconocía que era más grande que él.
Y el mundo de Dante ¿Qué tanto estaba conectado con esa experiencia cósmica? al parecer, cuando José María Micó dice que el Paraíso es un libro político, se refiere a la crítica que subyace. No hay que olvidar que Virgilio, el maestro, es un pagano que permite la conexión con ese mundo. Tampoco hay que olvidar que el florentino es considerado uno de los precursores del renacimiento. Es decir, el momento en que se escribe la Comedia es de rupturas y transiciones. Sin embargo, aun faltan unos tres siglos para que cuajen las Meditaciones Metafísicas de Descartes, donde el filósofo duda por completo de todo menos de su pensamiento y dice que tal vez el mundo exterior sea obra de un geniecillo maligno: el olvido del cosmos y la desconfianza al mundo exterior, muy propicio para la explotación sin sentido que se asentaría en la modernidad y que aún rige a la sociedad actual. No, el mundo de Dante y la apuesta política en el Paraíso, es reconciliar el paganismo y el catolicismo por medio de la reconciliación con el universo.
Recuerdo una noche en el bosque que con mis amigos mirábamos las estrellas. Entonces una amiga me preguntó:
-Oye, ¿Qué estrella es esa?
-No sé, le contesté.
-¿Estudias desarrollo rural y no sabes qué estrella es esa?
En ese tiempo acababa de entrar al posgrado y esa observación me ayudó no sólo a ponerme al corriente en temas de estrellas y planetas, cuestión que aún no he subsanado, sino que hizo que fuera una de las cosas que desde el principió empecé a indagar sobre los campesinos. ¿Qué idea del cosmos tienen los yo he conocido? En realidad, para mi sorpresa, no muy distinta de la mía. Aunque con una mezcla de las ruinas de su antigua civilización, los pueblos campesinos e indígenas han perdido mucho de su conocimiento. Hemos perdido la comunicación con la naturaleza y con nuestros abuelos viejos El Sol y La Luna, me decía por aquellos días un campesino hñähñu.
Necesitamos recuperar esa conexión con el cosmos si queremos salvarnos como especie ante el actual colapso civilizatorio. En el canto I del Paraíso hay una hermosa palabra que es invención de Dante: trasumanar (transhumanización). Así lo trata de explicar el Bardo:
De pronto me pareció que el fulgor de un astro se juntaba con el otro, cual si el omnipotente hubiese decidido adornar el espacio con otro sol. Los ojos de mi amada estaban clavados en la contemplación de las esferas eternales, y yo fijé los ojos en ella, apartándolos de la luz de los astros, y de pronto me sucedió lo de Glauco, que al saborear la yerba, se convirtió en compañero de los dioses del mar. Yo no podría explicar con palabras en qué consiste la trasnhumanización, pero este ejemplo podría bastar para quienes la divina gracia les conceda el experimentarla
Ahora que he investigado sobre el uso moderno de esta palabra inventada por Dante, me encuentro con la sorpresa de que se utiliza para hacer apología de la tecnología como panacea para solucionar nuestros severos y apremiantes problemas, el más urgente el cambio climático. Pero como dice Nietzsche, las palabras tienen concepto e historia, por lo que es importarte regresarle su dignidad a esta palabra y trabajarla más hasta que nos empiece a dar luces sobre nuestra necesaria reconexión con el cosmos. La transhumanización se acerca a lo que Einstein llamó, Religiosidad Cósmica, que el físico ejemplifica con religiones tan dispares como el budismo, el cristianismo o el judaísmo y con diversos y dispares santos y filósofos. Aunque difícil de comprender pues este tipo de religiosidad no admite un Dios antropomórfico:
El individuo siente la futilidad de los deseos y las metas humanas, del sublime y maravilloso orden que se manifiesta tanto en la Naturaleza, como en el mundo de las ideas. Ese orden lleva a sentir la existencia individual como una especie de prisión, y conduce al deseo de experimentar la totalidad del ser como un todo razonante y unitario. La Religiosidad Cósmica se puede encontrar incluso en las primeras etapas del desarrollo religioso, por ejemplo en algunos salmos de David y en algunos profetas. El componente de Religiosidad Cósmica está mucho más acentuado en el Budismo, como nos lo han demostrado los magníficos escritos de Schopenhauer. Los genios religiosos de todos los tiempos eran admirables gracias a esta religiosidad que no conocía dogmas ni Dios alguno concebido a la manera del hombre. Y es por esto que no puede haber ninguna iglesia cuya enseñanza fundamental se base en la religiosidad cósmica… ¿Cómo pueden comunicarse los hombres esta Religiosidad Cósmica si con ella no es posible formar ni un concepto de Dios ni una teología? A mí me parece que tal es la función principal del arte y de la ciencia: despertar y mantener vivo ese sentimiento en todos aquellos que estén dispuestos a recibirlo.
Mi visión del mundo
Dante en el Paraíso es el poeta de la luz y de la relación del hombre con el cosmos. ¿Será posible hacer una comparación con la física moderna? Tal vez, al fin y al cabo Dante no habla de un Dios antropomorfo, sino de esta Religiosidad Cósmica que el llamó transhumanización. Einstein, por su parte, físico de la luz, creía en el Dios de Spinoza, ese ateo.
Arturo, muy interesante lo que recuperas y escribes en esta entrega. Aun no llego al “paraíso”, en mi lectura de la Divina Comedia, y he tenido que ejercer uno de los derechos del lector, que compartió Sonia Balderas, saltarme varios cantos, para intentar coincidir contigo, a veces regreso, ante la curiosidad que me genera lo que escribes. En la parte final del Canto XVII del Purgatorio, dice “El amor es el principio de todo bien” , para esto a expresado de manera clara como son posibles relaciones virtuosas que llevan al gozo a donde no hay tiempo ni espacio. En el Canto XXVII Al final el maestro Virgilio deja solo a Dante, le dice “No esperes ya que pueda aconsejarte: tu sano juicio tu albedrio abona, y debes por ti mismo gobernarte, pues te enmitro y te pongo la corona”, Será que ahora ya esta listo para dejar el mundo de las ilusiones, el infierno y el purgatorio, como proceso, ya esta preparado para ver la realidad, lo real, por eso le pone la corona!
Sin duda, seguiré la lectura de la obra, mientras dure este ejercicio y posterior, así como a lo que compartes. Abrazo.
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Muchas gracias por lo que me escribes Martha, igual muy enriquecedor tu punto de vista. Yo pensé que el paraíso sería aburrido pero para mí sorpresa no tanto y sí tiene que ver con lo que Virgilio le dice a Dante en ese canto que mencionas. Abrazos
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