Para Santayana, el tema principal de la Commedia es el universo moral. Así, la visión ontológica e histórica, poética y epistemológica de Dante, tiene su fundamento en la moral: la teología como visión del amor. Sin embargo, el filósofo español también da en el blanco cuando dice que el profundo rencor y sus profundas antipatías se dejan sentir en muchas partes del poema. La mayoría de las veces este rencor se encuentra sublimado en el Infierno, desde luego, pero también se encuentra, lo mismo que su visión del amor, a lo largo ancho de toda la obra. Sólo que en algunos cantos se nota más ese apasionamiento.
Paradójicamente, el canto XVI inicia advirtiendo «en aquella esfera, que no es otra cosa sino el mismo cielo, no hay pasiones que extravíen la esencia del ser» para después presentar un largo relato de Cacciaguida, especie de imagen condensada de la historia de Florencia hasta decantar en su presente degradación y caos. En otras palabras, el bisabuelo de Dante presenta una visión entrópica de la historia. Por ello en una parte dice: «La confusión de las personas ha sido el origen de grandes males en las ciudades, como es en el cuerpo la excesiva mezcla de alimentos».
El canto termina evocando los últimos días que Florencia vivió en armonía y en paz; sin que las discordias mancharan la tierra de sangre.
El ensayo de Santayana termina señalando que Dante es el poeta perfecto. Para los que aspiramos a poetas y coincidimos con esta opinión, nos pasa lo que a los novelistas con Cervantes o a los filósofos con Platón: ellos también saben que no podrán superar esas obras. Eso es un dichoso alivio pues nos destina inscribir nuestras versificadas notas al pie de página acompañando al magno poema.