Pájaros al abrigo

del plumaje del día,

marcan el ritmo

de las encarnaciones del alma

en el latir de la hierba.

Hasta aquél pino huizache

en el acantilado

es deseo de alas.

Mi voz a lápiz

dibuja un torpe vuelo

en la libreta.

De la luminosidad

no es ni la sombra.

Arquímedes Herrera

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