Entonces el ventero y las mozas se burlan del hidalgo, lo arman caballero y entran al juego. Y Don Quijote se va sin pagar la posada. Desde aquí me pregunto lo que muchos lectores se han preguntado y que es imposible de responder: ¿el manchego se hace el loco o está loco realmente? Esa ambigüedad, ese punto ciego, uno de tantos, es el que sustenta y hace tan rica e inagotable la novela cervantina. La hace más grande que los infinitos comentarios que se le han hecho.
Publicado por Colectivo de escritores hidalguenses y de otras tierras
Anarquista patafísico y bloguero en ciernes Ver todas las entradas de Colectivo de escritores hidalguenses y de otras tierras