Sin Dios los hombres rezan su rosario

mirando tu pantalla de agua y piedra;

del miedo y la ansiedad eres la yedra

y opio liberador de este calvario.

Todo lo ves, escuchas y conoces,

cárcel sin rejas, catedral del odio,

propietario del mundo, nuevo alodio

es tuya la común alma y sus voces.

De la ardiente maldad eres un leño,

divinidad palpable y utopía

del esclavista, el pobre y el pequeño.

Cuando matas el tiempo, cruel vigía

y domas de los hombres deseo y sueño,

eres del capital la alegoría.

José León

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