Roberto Hernández, un lector que es avezado en temas cervantinos, me escribe que el Quijote es la más maravillosa alegoría irónica que jamás se haya escrito. De la ironía, en entradas pasadas había investigado que es un recurso literario-metafísico (si se me permite la expresión) que Cervantes utiliza en la totalidad de la novela. Ese recurso contrasta las diferencias entre los hechos y lo que pretenden los personajes. En cuanto al concepto más complejo de alegoría irónica, me parece muy interesante para acercarnos a una mayor comprensión de la novela. Sobre todo si no reducimos lo alegórico a un significado unívoco. Por ejemplo, en otra alegoría, la Divina Comedia, Beatriz representa alegóricamente la Fe, sí, pero es muchas otras cosas más que nuestra interpretación no puede finalmente agotar. De igual forma, don Quijote y Sancho pueden ser las alegorías de muchas cosas, pero creo que a diferencia de la alegoría dantesca, los sentimos más cercanos a personajes reales, de carne y hueso. Y más cercanos a nuestra psicología y preocupaciones modernas. Gracias al comentario de este lector, hace un rato que terminé de leer este capítulo me percaté que don Quijote se enoja constantemente, y como en un capítulo anterior dice el de la Triste Figura a Sancho, las primeras acciones de un hombre, no son suyas, no le pertenecen ¿qué significado alegórico tendrá ese constante enojarse del caballero andante?
Publicado por Colectivo de escritores hidalguenses y de otras tierras
Anarquista patafísico y bloguero en ciernes Ver todas las entradas de Colectivo de escritores hidalguenses y de otras tierras