Otros de los muchos objetos que abundan con toda su expresividad en el Quijote son los instrumentos musicales. Como hace días leí en un blog, la música abunda a lo largo de toda la novela. Pero en este capítulo hay una sorpresa: ¡resulta que don Quijote toca el laúd y canta romances de su propia invención. Nueva cualidad que descubrimos en el caballero manchego, también noto que, a diferencia de la primera parte, esta parte tiene más de tristeza y reflexión que de risa, como en la broma, la cruel broma que los duques hacen a don Quijote.

2 comentarios sobre “Quijote 2-XLVI

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