Trashumanar no es un ismo

En estos días que he investigado más sobre el transhumanismo tecnocientífico, me percaté de que la palabra de Dante, Trashumanar, guarda una importante diferencia con lo que postula su uso moderno. Lo más evidente es la palabra utilizada como concepto hace referencia a una ideología y en el segundo caso hace referencia a un verbo, es decir una actividad relacionada con la experiencia místico-poética. Pero hay mucho más sutiles diferencias que es necesario abordar. Veamos.

Según un artículo de Nick Bostrom sobre la historia del pensamiento transhumanista, el cual se remonta a la leyenda de Gilgamesh, el concepto fue usado por Julian Huxley, hermano del famoso novelista, el cual lo definió de esta manera:

La especie humana puede, si lo desea, trascenderse a sí misma –no sólo
esporádicamente, un individuo aquí de cierta manera, un individuo ahí de otra- sino en su totalidad, como humanidad. Necesitamos un nombre para esta nueva
creencia. Tal vez transhumanismo servirá: el hombre permaneciendo hombre,
pero transcendiéndose mediante la realización de nuevas posibilidades de y para
su naturaleza humana.

Lo primero que hay que señalar en esta definición y el uso que Bostrom hace de ella, es que la relaciona completamente a una transformación radical del ser humano por medio de la ciencia y la tecnología, mientras que el uso que Dante hace de la palabra Trashumanar se refiere más bien a una experiencia que atañe íntimamente al individuo, aunque desde luego implica que esa experiencia entre más intensa y profunda se relaciona a una experiencia común a los seres humanos. Otra diferencia es que el Transhumanismo se refiere, como señalé arriba, a una ideología, mientras que el verbo poético no lo es. Es por ello que digo que Trashumanar no puede ser un ismo, en el sentido negativo que tiene cualquier ismo, como capitalismo, comunismo, feminismo, transhumanismo, etc. ya que los ismos hacen referencia precisamente a un grupo que por medio de argumentos injustificados cumple una función social de dominio mistificando la realidad y siendo aceptado como válido por el resto de la sociedad. Por el contrario, y esto es lo más importante de la radical diferencia, es que el Trashumanar sería un posibilidad (la otra sería la crítica científica) de desvelar las falsedades en las que se sustentan las ideológicas. En este sentido sería un despertar por medio de la experiencia poética.

Es cierto que, por fortuna, el termino Transhumanismo no goza de la hegemonía suficiente para aceptarse como discurso mistificador de la realidad por parte de la sociedad en su conjunto, como lo son otros conceptos como el de Desarrollo o Progreso. Sin embargo, es pertinente preguntar precisamente qué diferencia guardan con estos conceptos más populares. Pues bien, como señala Bostrom, el Transhumanismo se considera heredero de la ilustración, sobre todo por la importancia que se le da a la ciencia y la tecnología, así como a la libertad, la democracia y el uso de la razón. Desde luego que las mismas referencias históricas que apunta el filósofo sueco están pasadas por el tamiz ideológico que le permite ver sólo lo que quiere ver y permite suavizar, como Bostrom mismo señala citando a Fukuyama, una de las ideologías más peligrosas de nuestros tiempos.

Ahora bien, la diferencia con los conceptos de desarrollo y progreso, la encuentro en que este nuevo concepto, trata de dar un salto evolutivo, una probable singularidad, donde más que desarrollarnos o progresar, estaríamos pasando a una nueva etapa poshumana. La idea, aunque sugerente para muchas personas, tiene tantas inconsistencias teóricas y fácticas, que no merecería tomarse en cuenta sino fuera porque es usada por grupos de poder que tienen bastante influencia en la toma dediciones y en las nuevas maneras en que se concibe el mundo y nuestro estar en él. Y es que ese es el problema de la ideología, que no importa muchas veces que las ideas sean absurdas, se creen porque el grupo que las sustenta tiene influencia en la sociedad. Así, si una persona tocará a nuestra puerta, con su maletín en una mano, y nos dijera que nos trae la buena nueva de que nuestro universo no es más que una simulación virtual hecha por una megacomputadora superinteligente y al mismo tiempo nos ofreciera la fuente de la eterna juventud y unas pócimas para hacernos más inteligentes y bellos con el nuevo uso de la biotecnología y nos ofreciera guardar nuestra alma en un software para que después nuestros tataranietos interactúen con nosotros en Marte, seguramente lo tomaríamos por un charlatán, pero ¿Qué pasa cuando el hombre que nos dice estas o parecidas cosas se llama Elon Musk, uno de los empresarios más poderosos y ricos del mundo? Pues sucede que he escuchado a científicos y pensadores tomarse estas promesas en serio y creerlas y trasmitirlas como el camino que tenemos que seguir si queremos salvarnos del apocalipsis.

En fin, que por el momento la ideología Transhumanista, no es la hegemónica pero creo que para allá vamos. Si bien esa singularidad de la que habla Bostrom, él mismo la pone en duda a pesar de que muchos científicos sí creen y argumentan con múltiples razones, que daremos ese salto evolutivo poshumano, lo que es cierto es que antes de implantar esta idea, donde parece que sí estamos cerca de una singularidad es en el discurso hegemónico, el cual está pasando de la ideología del desarrollo como directriz de la política y la economía a un uso cada vez mayor de las concepciones transhumanistas para encaminar las relaciones sociales en la sociedad capitalista actual. ¿Cuál es entonces la similitud y la diferencia entre el concepto de desarrollo y el del transhumanismo? Para saberlo, primero nos tenemos que preguntar ¿Qué es el desarrollo y que función tiene ideológicamente en este colapso civilizatorio?

El Hidalgo Bárbaro del Siglo XXI: Herramientas teóricas

En su libro sobre la pandemia, el filósofo Slavoj Zizek (2020:28), observa que “Otro fenómeno extraño que podemos observar es el regreso triunfante del animismo capitalista, de tratar los fenómenos sociales como los mercados o el capital financiero como entidades vivas”. Esta tendencia al animismo sobre la que atinadamente llama la atención el pensador esloveno, no es muy común que se la tome en serio, más allá de una recurrente metáfora. O, dicho en otras palabras, no existe un aparato categorial desde el pensamiento crítico que se acerque al capitalismo desde esa tendencia al animismo. En mi caso, fue ante las dificultades que el problema de investigación me planteaba que se me ocurrió hacer una posible personificación del capital, es decir, analizarlo como si fuera un sujeto con vida propia. Esto me llevó a ver con nuevos ojos los planteamientos de Marx y a indagar en algunos pensadores que se toman en serio el mundo de la imaginación y la literatura.

Tal es el caso de Walter Benjamin, el cual poetizó las ciencias sociales. El mejor ejemplo de lo que afirmo son sus famosas tesis sobre la filosofía de la historia. Retomo a continuación la primera tesis, pues me parece que se relaciona con los hexagramas que a lo largo de este blog trataremos de comprender: 

Es notorio que ha existido, según se dice, un autómata construido de tal manera que resultaba capaz de replicar a cada jugada de un ajedrecista con otra jugada contraria que le aseguraba ganar la partida. Un muñeco trajeado a la turca, en la boca una pipa de narguile, se sentaba a tablero apoyado sobre una mesa espaciosa. Un sistema de espejos despertaba la ilusión de que esta mesa era transparente por todos sus lados. En realidad, se sentaba dentro un enano jorobado que era un maestro en el juego del ajedrez y que guiaba mediante hilos la mano del muñeco. Podemos imaginarnos un equivalente de este aparato en la filosofía. Siempre tendrá que ganar el muñeco que llamamos «materialismo histórico». Podrá habérsela _sin más ni más con cualquiera, si toma a su servicio a la teología que, como es sabido, es hoy pequeña y fea y no debe dejarse ver en modo alguno.

Son un sin fin las paradojas a las que nos invita adentrarnos Benjamin en esta primera tesis. Pero vayámonos por partes. La primera y más evidente es la unión que hace entre materialismo histórico y teología. ¿Cómo unir las cuestiones de dios con cuestiones más terrenas como las miserias de sangre y destrucción que conocemos con el nombre de historia?

Me parece que si se cambia la pregunta por qué que se hacen los materialistas históricos por el qué y quiénes podemos llegar a las mismas conclusiones, pero por otro camino acaso más sanador porque las últimas son preguntas eminentemente psicológicas.

Este esquema lo retomo de los siete momentos del cambio social de David Harvey el cuál lo retoma a su vez de una nota al pie que aparece en el libro El capital de Marx:

Dice Benjamin que el muñeco es el materialismo histórico y que el alma de ese muñeco es la teología. El debate clásico sobre el sujeto, pone en un extremo la perspectiva según la cual los seres humanos somos producto de las relaciones y fuerzas de producción. En el otro, está la perspectiva que le otorga al individuo una completa libertad en sus acciones en su interacción social. Desde luego, a lo largo de los años estas posturas se han matizado. Pero más o menos y esquemáticamente es la forma en que se debate en los círculos académicos. Existe, me parece, otra vía, la de comprender a un sistema social como si fuera un sujeto. Desde la psicología analítica de Hillman, se trata de personificar.  Este tipo de propuesta para comprender la realidad está más cerca de la poesía, la literatura y el mito. También está más cerca del lenguaje popular. En algunos pueblos campesinos del Valle del Mezquital a este sujeto le llaman “monstruo”.  Así y a su modo, tratan de comprender metafóricamente el sistema histórico en el cual vivimos.

Para adentrarnos a la disputa entre estos dos modos de vida es interesante la propuesta de Kenneth Burke:

Primero, contrapondría el “dramatismo” al “cientismo”. Al hacerlo, no implico necesariamente una desconfianza de la ciencia como tal. Sencillamente quiero decir que se puede uno acercar al lenguaje en particular y a las relaciones humanas en general en términos de acción en vez de términos de conocimiento (o en términos de “forma” más bien que en términos de “percepción”). El enfoque “cientista” se logra a través de alguna pregunta esencialmente epistemológica tal como ¿“qué es lo que veo al mirar este objeto?” o ¿”cómo lo veo?”. Pero las preguntas típicamente “dramatísticas” serían: “de qué, a través de qué, a qué, procede esta forma en particular?, ¿qué se relaciona con qué en esta estructura de términos?, o “¿cómo me ´purifica´ una tragedia (si en realidad lo hace)? Cualquiera de los dos enfoques termina por usurpar los territorios reclamados por el otro. Pero la vía de entrada es diferente; el dramatismo comienza con el problema de acción, o forma, y el cientismo con problemas de conocimiento o percepción (uno enfatiza lo “ontológico”, el otro lo “epistemológico” –aunque decirlo nos recuerda que cada uno termina por implicar al otro-) (Burke, 2014: 55).

Esta propuesta la resume en un esquema que a continuación presento con algunas modificaciones: 

El sustento del método que propongo para presentar los resultados, se basa en este marco teórico, el cual, si bien recupera conceptos sumamente abstractos, parte de una experiencia concreta con actores bien delimitados. Los antiguos alquimistas solían decir que existen vasos comunicantes entre el mundo microscópico y el mundo macroscópico. Lo que intento con este marco teórico es sustentar el análisis de un estudio de caso en toda su singularidad, sin olvidar que son parte de un drama más amplio y general.

El Hidalgo Bárbaro del Siglo XXI: Modos de vida en disputa

Tiempos apocalípticos, tiempos interesantes, tiempos obscuros, en fin, se le ha llamado de distintas maneras a lo que en líneas generales podemos caracterizar como una crisis o peor aún, un colapso civilizatorio. Tanto los críticos como los defensores del capitalismo, coinciden en que en este joven siglo XXI nos encontramos en una crisis sin precedentes tanto económica, financiera, social, política, cultural, religiosa, climática, existencial. Resulta cuando menos irónico que ante esta situación los grupos hegemónicos sigan hablando de crecimiento y desarrollo y de la necesidad de continuar con el modelo que precisamente está generando esta crisis. En ese sentido, como algunos autores han remarcado, existe una pulsión de muerte como característica del sujeto capital en el siglo XXI. Por otra parte, algunos teóricos como Immanuel Wallerstein (2010) y David Harvey (2015) plantean que el capitalismo se encuentra en una fase terminal de la que no podrá recuperarse. Según esta postura se abren dos posibilidades: o creamos un sistema más igualitario y justo o nos condenamos a la instauración de un sistema incluso peor del que tenemos, lo que líneas arriba llamé totalitarismo tecnocientífico.

Como se ve, la situación es crítica y lo que es seguro es que en los próximos años se generaran cambios que afectaran de manera considerable el futuro a largo plazo. Eso es lo que pasa en las recurrentes crisis del capitalismo: son tiempos de peligro y tiempos de esperanza. Ante ese panorama existen sin número de movimientos y organizaciones urbanos y rurales que están planteando alternativas desde su modo de vida.

En Latinoamérica el colapso civilizatorio se manifiesta con ciertas características muy diferentes a otras partes del mundo. Sobre todo, por el papel que ha jugado el subcontinente en el proceso de acumulación. En este sentido, una de las principales disputas se da entre empresas trasnacionales y que instauran megaproyectos para extraer materias primas y los movimientos y organizaciones que surgen en los lugares donde se quieren implementar este tipo de proyectos que contaminan, destruyen y contribuyen poco al desarrollo local, lo que ha generado fuertes conflictos sociales que abarcan varias escalas geográficas e históricas.

En México existen, a la fecha, más de 500 conflictos originados por estos modos de vida en disputa. Principalmente en el mundo rural. Desde inicios del siglo XXI, la instauración de megaproyectos en regiones indígenas y campesinas ha propiciado la movilización y organización de la población. Sin embargo, en los últimos diez años, los conflictos se agudizaron de manera exponencial. Sólo de 2015 a 2018 aumentaron al doble este tipo de conflictos. De igual forma, la capacidad de negociación entre los actores involucrados ha disminuido, exacerbándose la violencia.

En el Valle del Mezquital es histórico y bien conocido el nivel de politización de las comunidades campesinas e indígenas hñähñü, sin embargo, a partir del inicio del siglo XXI, los más fuertes conflictos se han originado por la instauración de megaproyectos como basureros tóxicos, cementeras, aguas tratadoras, gasoductos, refinerías, puertos secos, entre otros.

El Valle del Mezquital es un corazón que se divide en dos mitades. En el suroeste está lo que algunos antropólogos llamaron el Mezquital Verde. Esta región cuyo centro nodal es el municipio de Tula, está altamente industrializada y pertenece a la zona metropolitana de la Ciudad de México. Es, incluso, la región más industrializada del estado de Hidalgo y en el año 2005 fue declarada por la ONU la región más contaminada de Latinoamérica y una de las más contaminadas del mundo. En esta región se encuentran las principales empresas productoras de cemento, convirtiendo a la entidad en el principal productor a nivel nacional. La región del Mezquital Árido, es donde se encuentra el municipio de Santiago de Anaya, centro neurálgico de nuestro tema de investigación. Si bien esta región no ha tenido el desarrollo acelerado del Mezquital Verde, en los últimos veinte años, ha existido un esfuerzo por parte de los distintos niveles de gobierno y de las corporaciones gigantes de integrarla a la dinámica regional que se vive desde hace más de un siglo en la otra parte de la región. Una de las maneras más importantes, entre otras, es por medio de la instauración de cementos Fortaleza y de la tratadora de aguas negras que lleva a cabo grupo Carso, lo que ha generado fuertes conflictos en la mayoría de las comunidades. Por ello Santiago de Anaya y los municipios colindantes son una microregión que en la actualidad nos permitirá comprender otras escalas del conflicto entre esta corporación y los grupos y organizaciones campesinas e indígenas.

Las causas de este tipo de conflictos son de carácter multifactorial. Sin embargo, encuentro al menos una principal y es el sentimiento de agravio que genera en las personas el no ser consultadas o participes del desarrollo que se les impone. El ejemplo más claro lo da precisamente el tema de investigación aquí expuesto. Al principio, cuando se estaban comprando los terrenos para la instauración de la cementera en Santiago de Anaya, se les dijo que sería una empresa para mejoramiento agrícola. Ante esto, los campesinos y campesinas no sólo estuvieron de acuerdo si no que vieron con entusiasmo el que una empresa de ese tipo llegara a la región. A los pocos meses, como los habitantes cuentan, empezaron a llegar los camiones, y a surgir las altas torres, los almacenes, el monstruo que tasajea la tierra, la devora, y la funde a fuego: la empresa para la agricultura era en realidad una cementera. Eso fue lo que encendió los ánimos al principio. Después vinieron otros agravios y otras protestas. Pero una de las causas principales de la conformación del MISA fue el agravio ante el engaño, la traición a la palabra y el abuso de confianza.  

No es la primera vez que se instauran este tipo de proyectos en el Valle del Mezquital. De hecho, existe una ingeniería de los conflictos que las corporaciones han aprendido a través de los años. Una de ellas es la opacidad en la información o las mentiras con las que convencen a la población para que acepte o no se movilicé ante los megaproyectos. Por ejemplo, en el año 2006, se anunció que se instauraría un basurero tóxico en el municipio de Zimapán. Eso dio tiempo y puso en alerta a la población que, de inmediato, se informó sobre los riesgos a la salud que implican este tipo de megaproyectos. Con el tiempo las empresas aprendieron la lección y dejaron de informar con claridad a los afectados por sus megaproyectos.

La presente tesis se inscribe en el tipo de investigaciones que participan con los actores involucrados. Es decir, se basa, epistemológicamente, en la experiencia que tuve con personas de carne y hueso. Por ello, el trabajo de campo y el proceso de acompañamiento e intervención que hice con los integrantes del MISA, fueron desde el principio, parte importante del siguiente objetivo general: 

Comprender el modo de vida del sujeto de carne y hueso y del sujeto capital que intervinieron en el conflicto entre el MISA y Cementos Fortaleza.

El Hidalgo Bárbaro del Siglo XXI: Contribución a la crítica del capital como sujeto

I sing the song of experience like William Blake/

I have no apologies to make

Bob Dylan

Según “el reloj del Juicio Final” estamos a tan sólo cien segundos antes del fin del mundo. Desde que los científicos atómicos instauraron este reloj simbólico, es lo más cerca que nos encontramos de la media noche[1]. No es para menos. Hoy la serie de problemas de toda índole a la que nos enfrentamos como humanidad han encendido los focos rojos. Y no sólo de la comunidad científica. Sobre todo, desde la pandemia causada por el virus del Covid 19, la amenaza a dejado de ser una fantasía y a irrumpido con toda su verdad y realidad, por factores que van desde el cambio climático, hasta la constante amenaza de una guerra nuclear, entre otros factores que día con día son conocidos y percibidos en carne propia por amplios sectores de la población. Nos encontramos, sin exagerar, ante un drama histórico sin precedentes.

Sin embargo, hay grupos sociales que este tan cacareado apocalipsis lo vienen padeciendo desde hace más de 500 años cuando el sistema capitalista irrumpió en escena, tal es el caso de los campesinos, a los que de cuando en cuando se les firma su acta de defunción, ya sea porque son inútiles al sistema o porque no se les reconoce su centralidad en el proceso de explotación y acumulación. Recientemente, gracias al avance científico y tecnológico, a los campesinos de plano se les ha relegado a un espacio que ya ni siquiera tiene que ver con los márgenes a los que siempre han sido relegados. Ahora, se nos dice, son una rémora del pasado precapitalista que pronto desaparecerá.

A contrapelo de esta postura, no por hegemónica un tanto ingenua, los aferrados rústicos plantean, en el subsuelo y de manera silenciosa para quien no quiere escuchar, novedosas formas de resistencias y no es exagerado decir, como lo han hecho notar diversos científicos sociales, son los que están ofreciendo alternativas ante este desbocado y suicida sujeto capital, como lo nombró y conceptualizo en este trabajo de investigación.

Ahora bien, hablar de los campesinos y de su lucha contra el sujeto capital (una lucha que es de todos y todas, incluso del más capitalista de los hombres) en términos generales y abstractos, sería caer en el mismo error que he querido evitar. Es por eso que considero para conocer este conflicto cotidiano y de una raigambre histórica de larga duración, es necesario realizar el análisis desde un caso concreto y delimitado en el espacio y el tiempo, siguiendo el precepto de los antiguos alquimistas, según el cual lo que ocurre en un aspecto particular se conecta de manera directa con el todo y de alguna forma lo expresa. O en otras palabras y retomando como metáfora la geometría fractal, es como si al analizar una parte en cierta medida estuviéramos haciendo referencia a la totalidad del que forma parte.

Para ello, voy a analizar a detalle el conflicto que desde el año 2012 hasta la fecha, un grupo minoritario de campesinos conformaron el Movimiento Santiago de Anaya se vive y se defiende…(MISA) para oponerse a la instalación en su territorio de una trituradora y cementera de la corporación Carso-Elementia. Y es que, si bien la empresa logró instalarse sin muchas dificultades y la oposición de este grupo de campesinos y campesinas que conformó el MISA emprendió acciones más bien simbólicas y legales que nada lograron evitar, al comprender a detalle los aspectos más relevantes del conflicto, podremos abordar un par de preguntas que nos permitirá analizar a detalle de qué forma opera el sistema capitalista en el siglo XXI en el mundo rural desde un enfoque psicopolítico. Estas preguntas son a saber: ¿Quién es este sujeto? y ¿Qué características y relaciones lo definen?

Para lograr una mejor aproximación a estas preguntas tuve que solventar algunas dificultades que se fueron presentando en la investigación participativa que realicé con los integrantes del MISA. Dichas dificultades fueron en su mayor parte de orden teórico y analítico, pues debo confesar que me costó demasiado el encontrar el enfoque que mejor me satisficiera y que desde luego aportará algo diferente a los cientos de investigaciones que se realizan en la actualidad. Y es que, si estamos a un pasito del Juicio Final, lo de menos es hacer un esfuerzo por contribuir si no con una investigación del todo original y diferente, sí a ofrecer un enfoque distinto que avive el debate en las catacumbas enmohecidas del mundo académico. Para ello, hice caso de una recomendación que en un seminario nos hizo Roberto Diego, un profesor del posgrado en Desarrollo Rural. Según él, el eje de investigación constituye la parte medular de una tesis, pues son, eso lo digo yo, como los ejes de una carreta que, aunque desvencijada y maltrecha, nos permitirá llegar a buen puerto. El eje de este trabajo queda formulado en una simple línea: El verdadero y real sujeto de la sociedad capitalista es el capital. Las casi doscientas páginas restantes constituyen el desenvolvimiento de este eje. Queda en manos del lector decidir si la carreta llega, a pesar de sus meandros y volteretas, a la meta deseada o si, a pesar del esfuerzo, se estrelló en el camino.   


[1] El reloj del Juicio Final fue instaurado en 1947 ante la amenaza que representaban en ese tiempo las armas nucleares.

La historia y el sentido

Dice John Berger que cualquier fotografía capta la realidad como totalidad. Hoy que las imágenes inundan el mundo virtual, detenernos minuciosamente en una foto puede ayudarnos a comprender nuestro presente.

Si el genio maligno nos ha borrado la memoria ¿De qué manera el análisis de una foto cualquiera nos podría ayudar a reconstruir nuestro pasado? Por ejemplo, en estos momentos observo una fotografía donde están un grupo de personas ( no más de veinte) de espaldas, levantando pancartas frente a dos torres de concreto. Detrás hay un cerro cargado de nubes. Ahora bien, parece que mucho de lo que podríamos interpretar tiene que ver con el conocimiento de la realidad que tengamos del fenómeno captado por la cámara y en nuestro caso hipotético desconocemos por completo el sentido de la escena. Así, una escena trivial se nos presentaría completamente misteriosa: sujetos de carne y hueso frente a un objeto que parece amenazante. Es más, al mirar los objetos que nos rodean sentiríamos una especie de vértigo y nos veríamos obligados a inventar una explicación de nuestra relación con estos objetos. Se generaría, al poco tiempo de reflexionar, un sentimiento de lo ominoso en cada una de las cosas que observáramos. Es precisamente aquí donde quisiera llamar la atención sobre nuestra relación con el mundo. Acaso Russell tenga razón en lo que plantea de que es posible que todo nuestro pasado sea irreal, pero ¿Quién inventa esa irrealidad? En cierta medida tendría que ver con nuestra manera en que cada uno de nosotros le da un sentido a lo que observamos, sin embargo hay algo de ese sentido que viene dado por las cosas mismas y las relaciones sociales que las han hecho posibles. De esta manera sería imposible realizar las acciones más triviales sin un referente histórico o mitológico que le dé sentido más allá de nuestra subjetividad. Es así que cobra mayor significado aquello de que somos historia encarnada y de que el alma también habita en el mundo en que vivimos. De esta manera, aunque el genio maligno nos borrará nuestra conciencia histórica, tendría que borrar también la memoria que hay en los objetos con los que a diario interactuamos.

Un drama histórico

Mientras estoy escribiendo en mi pequeña habitación, de cuando en cuando, miro por la ventana cómo la niebla desdibuja el cerro en cuya cumbre se encuentra el panteón inglés . Apenas logro hilvanar alguna frase me detengo, reflexiono, borro, retrocedo y avanzo, retrocedo y avanzo sobre la pantalla. Supongo que a todo aquel que intenta expresar su pensamiento por medio de la escritura le pasa lo mismo, hasta que finalmente el dique se rompe y las palabras fluyen como un río caudaloso. A veces, para romper ese primer obstáculo, ese horror sagrado a la página en blanco, he ensayado con la escritura automática, lo cual me ha traído buenos resultados si no en la calidad de lo que escribo sí en romper el bloqueo. Sin embargo, esta vez, después de algunas libretas que se han ido acumulando en los últimos años, es momento de poner en orden las ideas principales que he elaborado. La primera y central es sobre el análisis del presente y su relación con el pasado y el futuro.

Hace algunos años, aún verde en mis convicciones, tenía demasiadas dudas sobre la importancia de del ahora en relación con los tiempos de larga duración. Y es que se suele dar escasa importancia a los sucesos del día a día en la comprensión de la historia y el porvenir. Parece como si lo cotidiano fuera una niebla que no deja ver el panorama más complejo; la telaraña espacio-temporal que lo explica. Hoy , desde luego, la situación es distinta. A raíz de la incertidumbre que nos trajo la pandemia, tanto nuestra visión del pasado como nuestras perspectivas de futuro se han modificado radicalmente. Por ello, es necesario empezar con la textura de los hechos más simples, triviales y en apariencia insignificantes del presente que nos ayuden a comprender nuestra situación.

Según la célebre hipótesis del filósofo Descartes, es posible que todo lo que conocemos del mundo exterior sea producto de un demonio malvado que quiere engañarnos a través de los sentidos. Por su parte, en el siglo XX, en su Analisis of Mind, Bertrand Russell, lanzó una provocadora hipótesis, según la cual, no hay manera de saber si el mundo inició hace miles de años o tan sólo hace cinco minutos. Dicho en otras palabras, lo que recordamos del pasado es posible que sea completamente irreal. Estas paradojas que plantean problemas referentes a la forma en que adquirimos el conocimiento sobre el mundo y su historia, quieren también llamar la atención sobre los frágiles cimientos en los que se asientan nuestras más arraigadas certidumbres. Siguiendo las paradojas de estos pensadores, quisiera plantear un problema hipotético: ¿Qué pasaría si de repente, un buen día, ese genio maligno borrara de nuestra mente todo lo que conocemos sobre nuestro pasado individual y colectivo? ¿Cómo recuperaríamos nuestra historia? ¿A qué archivos, libros, fotografías, pinturas, monumentos, edificios, videos, etc., le adjudicaríamos mayor fidelidad sobre los hechos históricos? ¿De qué manera explicaríamos nuestro presente y plantearíamos nuestras perspectivas a futuro? ¿Tendría algún sentido el presente? ¿Es posible que aún desconociendo ese pasado seguiríamos actuando de la misma manera en una suerte de fatalidad histórica o, por el contrario, sería una oportunidad para actuar con mayor libertad?

EL Tlacuache Citadino: La inmediatez de la conciencia crítica

¿Por qué las personas no alcanzan a entender más allá de la vida cotidiana lo que realmente significa vivir en una sociedad organizada o en un Estado? Creo que esta pregunta tiene varias respuestas, primero porque la inmediatez de las necesidades como: comida, techo, salud, paz, seguridad les ganan. Para pensar se necesita comer y si no se come no se puede pensar. La gente anda buscando el sustento y se olvida de lo demás.

La segunda respuesta que refuerza la anterior es el medio cultural en el que se encuentra inserto, dependiendo de las ideas, comentarios, pensamientos, noticias, opinión pública es como se va nutriendo una conciencia, que permita trascender la inmediatez y pensar  mas allá, lo grande, lo global, lo complejo. Y en este segundo supuesto cabe también lo que llamamos educación, entendida en su dimensión amplia, ya que no solo se educa en la escuela si no afuera también, en la educación informal por llamarle de algún modo; tan educa la casa, como la familia y la calle, para juntos formar la conciencia de las personas.

A algunos, algunas no les gusta complicarse la vida. Viven la vida cotidiana como algo dado, que fue, es y será. Poco se detienen a pensar el por qué son las cosas así o de tal manera. Cuando lo hacen piensan que porque así es y que ellos no son nadie para cambiarla, o porque Dios así lo quiso y que solo Dios sabe porqué es así. Desde esa posición se abandonan socialmente, me refiero como colectivo, como sociedad, dejan que otros hagan y deshagan.

Cuando se tiene hambre, cuando se vive en estado de necesidad permanente, solo para irla pasando, es difícil pensar en otra cosa, pues para pensar se requiere de un poco de ocio, de tener tiempo para la lectura, para reflexionar. En ese estado de cosas no hay tiempo para pensar y lo he vivido en carne propia. Más bien hay desespero en cómo sacar adelante a la familia, a uno mismo.

Pero cuando la gente se dé cuenta que las cosas no son, ni fueron, ni serán como ellos creyeron concluirán que no fue ni por obra de Dios ni porque así lo quiso el destino. Pero solo será posible cuando las personas tengan conciencia de su situación, cuando se conviertan en sujetos pensantes y actuantes. Que su conducta es producto de una realidad en que se nace, que se vive. Que la historia, que la educación, que la política no le es ajena, que la produce y la reproduce y los produce y reproduce. Porque es tan verdadera la frase del pensador griego que el hombre es una animal político, ligado al concepto de homo sapiens, ser pensante.

Obviamente también se requieren condiciones para llegar a ello, es muy difícil pensar que nacimos en una realidad dada, determinada por otros, para entenderla cabalmente tenemos que alejarnos un poco de ella y no propiamente física, sino mentalmente, y por si fuera poco somos egocentristas y etnocentristas, pensamos que nosotros y nuestro lugar de origen es el centro del mundo. Y ese mundo que ven nuestros primeros ojos y pensamiento lo leemos en un código que nos dieron nuestros padres, la sociedad, la familia previamente, por lo cual está mediatizado esa «realidad» -el fenómeno dicen los filósofos-, tal como lo entienden ellos, pero que quizá no es en realidad así.

Entender que el mundo es una construcción social, sobre todo lo referente a la sociedad, es difícil, pero cuando lo comprendamos como una construcción social, será un paso hacia nuestra liberación, a ser plenos, a ser sujetos históricos activos.

El Tlacuache Citadino: El ajonjolí. Volver a sembrar

Luis Espinoza Sauceda

EL AJONJOLÍ. VOLVER A SEMBRAR

                                                                                                          Blanco salí de mi casa/

En el monte enverdecí/

Blanco volví a mi casa.

Por años creí que la siembra de ajonjolí era la mejor actividad económica del mundo. También de manera paralela, sufrí el demandante desgaste físico que implica el trabajo en su cultivo. En esos años nadie se quedaba sin sembrar, pues los hombres en estos pueblos se conocen por el trabajo, por la dedicación en hacer y conseguir una cosecha abundante.

El ejido de Baca, al igual que los demás del municipio de Choix (Sinaloa) adolece de una amplitud o diversificación de actividades económicas, por tanto el ciclo se repite año con año. La siembra de ajonjolí, entre bajíos y lomas, es la que mayor cantidad de hectáreas y mano de obra ocupa.

Mi padre, al igual que mis tíos, no usaban reloj. La salida del lucero marcaba la hora de abandonar la comodidad de la cama para salir a trabajar. Las mujeres, desde horas antes preparaban el lonchi. Aquí nadie se quedaba sin hacer nada, de alguna manera u otra todos servían en las labores. Caminar por las veredas oscuras, era lo que menos preocupaba, de memoria las conocían.

Toda la gente, desde el que disponía de bestias de arado hasta el que rentaba, se ocupaba de tener asegurado su resguardo. En mayo se campeaba al caballo o mula porque de no ser así, en las primeras lluvias o ventarrones de aguas, estas agarraban rumbo a lugares donde no fuera fácil encontrarles. Instintivamente se ocultaban hasta que pasaba la temporada de arar la tierra, entonces el campesino a sabiendas que las mulas son muy ariscas y matreras, conocedoras de las estaciones, procuraba tenerlas a la vista. Además, uno no se escondía porque no podía, si no se moría de hambre. El trabajo es muy pesado y el clima agotador.

No todos los años son buenos. En ocasiones llueve tarde, es decir, en los últimos días de julio. Eso no es muy bueno, pero se puede resolver con semilla de soyate, que sustituye al breve, alcanza mayor estatura la planta y tamaño la semilla. El problema más grave se suscita cuando las lluvias escasean o son muy espaciadas, hacen que la planta se la pase en eterna agonía y no logre desarrollarse. Amén de las plagas.

Lo malo y lo bueno de las temporadas están situadas en dichos: ¡Si llueve en mayo suelto el caballo! e ¡Hicieron su agosto! El primero, alude a que si llueve antes de lo acostumbrado, es decir de los últimos días de junio, el año se pierde porque cae la primera lluvia, aislada y hace que nazca el monte, para cuando llegan las lluvias constantes el monte está muy crecido. El segundo alude a que si llueve bien en agosto, está resuelta la temporada y habrá buena cosecha.

En 1990 aproximadamente se presentó una fase de siete años muy malos para los campesinos, tan malos que vació a los pueblos de su gente. Se fueron a las ciudades, pues su economía estaba sustentada en la tierra. Recuerdo que en las tardes no trabajábamos porque la tierra estaba tan seca y caliente que removerla le hacía mucho daño a las plantas de ajonjolí que se aferraban en vestirse de blanco.

La tarde llegaba, el sol fulgurante y el azul grisáceo no desaparecía. Obstinados veíamos si se asomaban algunas nubes. En ocasiones, a eso de las tres o cuatro de la tarde, veía mi padre las nubes que con la luz del sol dibujaban un ojo luminoso, un segundo sol, conocido como ojo de buey. Era el preludio de que estaba la lluvia por llegar. Era esa la señal que se necesitaba para predecir la lluvia, por eso observaba las nubes por la tarde para saber si eran de agua o solamente calor.

A San Miguel Arcángel y San Isidro El Labrador los pobladores los sacaban de la iglesia a pasear, llevándoles a que vieran las siembras más cercanas al pueblo, entre rezos y peticiones de agua; las plegarias y monotonías iban acompañadas de los cohetes, como todo evento religioso importante.

Con el paso de los años, las malas temporadas resultaron pasajeras pero la gente que se había salidos no regresó, e incluso vendieron sus tierras. La preocupación ahora ya no es tanto la falta de lluvia sino los precios del ajonjolí, que no atiende precisamente una ley de oferta y demanda, sino intereses de los coyotes o brókers.

Estas alteraciones de los ciclos naturales se repiten a la vuelta de varias décadas, Veredas del recuerdo de Gabriel Fierro Sarmiento, originario de estas tierras, refiere que en los años 1930 y en 1951 se presentaron dos éxodos importantes de gente de la región de Choix a Sonora que por la escasez de las lluvias, perdieron todo. En el valle del Yaqui, fueron a trabajar de jornaleros y después les dotaron de tierras.

En parte, así es como la gente de estas tierras ha sobrevivido a lo largo de los siglos, a pesar de todo. El trabajo lo acompañan de festividades, en su mayoría religiosas, que trasciende el deseo de no abandonar sus tierras.    

El Tlacuache Citadino: Santiaguillo. El Jinete de la Noche

Luis Espinoza Sauceda

SANTIAGUILLO. EL JINETE DE LA NOCHE.

Los habitantes del pueblo de Baca, Choix, Sinaloa seguido hablan de Santiaguillo, el legendario jinete que cabalga por las noches buscando caballos que montar y almas que lo ayuden a salvarse. Además, aseguran que quien por los llanos y lomas cercanas al arroyo de La Sabana pase a media noche lo encontrará y descubrirá, en parte, lo que aquí les narro.

Estaba mi hermano tratando de desenmarañar los crines de su caballo que no le entraba ni la daga de lo retorcidos y anudados que estaban. El caballo estaba trasijado y le temblaban las patas, como siempre de pura ley que tenía, pero no así esta vez, le temblaban de la mala noche que había pasado. Le pregunté que le había pasado al caballo y me respondió: “Santiaguillo lo trenzó”. La verdad no le creí. Pensaba ¿cómo va conseguir hacer eso? ni un humano es capaz de hacerlo y ahora resulta que un tal Santiaguillo es todo un estilista.

Con el paso del tiempo, escuché muchas historias que se cuentan de él, tanto hombres como mujeres aseguran más de una ocasión haberlo escuchado pero no haberlo visto.

Dicen que un cazador hasta el rifle perdió. La cacería de los venados lo tenía obsesionado aunque escasamente uno o dos, a lo mucho, había cazado en toda su vida. En la mañana, en la tarde, en las noches, a todas horas hablaba de los venados, no tenía una plática distinta. Se preparó, en esta ocasión duró una semana buscando huellas de los venados para ver por donde pastaban en las noches. Aunque el lugar no le agradaba mucho porque estaba en las correrías de Santiaguillo, pero si nunca lo había visto ¡cuál miedo!

Por la tarde ya casi oscuro, le pide a su tío que lo acompañe que va a cazar un venado por el rumbo de La Sabana, en un llano con sembradíos de frijol. Cansado de acompañarlo todas las noches, -no voy a ir por ahora pero no vayas allí porque se aparece Santiaguillo -le responde su tío. No hace caso, agarró su vieja carabina 30-30, la lámpara, una cantimplora con poco de aguardiente, además otro tiro por si fallaba el primero.

Sigiloso llegó al lugar, no se preocupó de qué lado soplaba el viento porque no lo había, se sentó sobre un reventón de piedras grises, se colocó la lámpara en la frente, montó tiro y se concentró, enseguida tiró la luz lentamente y no apareció nada salvo unas liebres. Así estuvo a altas horas de la noche hasta que en algún momento, lo despertó un grito ladino en la lejanía, pero muy lejano, tendió la lámpara, no seguro de lo que había escuchado y se concentró en su presa que la tenía a escasos cincuenta metros, montó tiro en el mayor de los silencios cuidando que la noche no le revelara peligro al animal, su lámpara sujeta a su frente como minero, el tiro de repuesto en la bolsa de su camisa vaquera por si hacía falta, pero los ojos del animal le rebotaban la luz y los cuernos con muchas puntas lo desafiaban.

Sabe que debe ser rápido y efectivo, lo sabrá el que a cada rato canturrea la canción, un venado lampareado es difícil de cazar pues aunque le pongan la trampa tiene experiencia al brincar. En ese lapso que el venado baja y sube la cabeza como queriendo cornear la luz, el gatillo lo siente dócil, el tiro está puesto en la frente pero un cántico de pájaros lo desconcierta por un momento, trata de concentrarse en el blanco y contener la respiración, el venado le entrega por fin la frente como resignado, el grito no es tan lejano, está en el venado. No volvió nunca más.

Ese Santiago ya está fregando los caballos Mónico, mi pobre alazán ya está relinchando, decía Ramón Torres cuando los caballos se los montaba Santiaguillo. Caballo que nadie lo montaba por reparador Santiaguillo de vez en cuando le daba sus espueleadas. Puede ser más cruel si en sus correrías hay animal persogado, amarrado de las cuatro patas lo encontrarás sin punta por dónde empezar.

Santiaguillo que nadie le ha visto su rostro, excepto el cazador, pero aseguran que un grito ladino o chiflido es, que se hace acompañar de una bandada de pájaros de la noche, cantadores de lo más extraño. Él, montado en caballo negro los va arriando, usa unas espuelas de plata, cuando se está cerca se escucha el sonsonete de las ovillas, la cara siempre oculta con su pañuelo. El caballo es tan bueno que vuela por el aire, recorre kilómetros en segundos, a veces cuando no encuentra a personas, se desespera y trenza las crines de los caballos. También cuando no encuentra gente ni caballos en sus correrías se acerca al pueblo a gritarles, mientras tanto en los llanos de la orilla del río se da gusto montando los mejores caballos y trenzando.

Sobre él pesa una maldición. Desobedeció a su madre cuando aquella tarde le dijo no vayas al baile hijo porque te han de matar. Él se negó a obedecer, se amarró sus mejores espuelas y montó su caballo retinto, antes de llegar al baile, con todo y caballo lo derribaron a balazos. Desde entonces, su alma anda en pena, por las noches sale a buscar gente que sepan de él para que le ayuden a salvar su alma, por eso cuando en su correrías no encuentra se le oye en las noches gritando por las lomas y llanos del pueblo.

Los Coyotes de la Política: ¡LOS PERFILES GUINDAS DE HIDALGO RUMBO A LA SILLA!

Aldo Suah

Nos encontramos a medio año de comenzar la gran coyuntura política de nuestro Estado, y es que en 2022 los hidalguenses elegirán  a quien será su próximo líder del Ejecutivo, muchos son los que ya han levantado la mano, pero que pocos sabemos quienes tienen grandes posibilidades.

Empezaremos partiendo haciendo un análisis no de fondo, pero si apegado a lo tangible; Julio Menchaca es actor político no en presencia, pero si ante la posición que tiene, la Senaduría lo ha afianzado como uno de los hidalguenses destacados a Nivel Nacional , desconociendo su recorrido en el Estado, es sin duda un personaje que ante el fracaso de operar políticamente en N.L. será quien buscará tener una posición para pelear la gubernatura.Francisco Xavier parte ya desde una posición distinta, la Diputación que logró derivado de la victoria que obtuvo MORENA en el Estado, le servirá el tener una gran plataforma para mostrarse y hacer lo que bien hace, ser esa pieza incómoda en el tablero de ajedrez del Gobernador actual Omar Fayad, teniendo un conflicto personal que se atañe a ya varios debates políticos anterior, desde la bancada morenista será esa su estratégia para mostrar su labor y experiencia.Lidia García que por segunda vez repite curul en San Lázaro representando a Hidalgo, ha demostrado que a grandes adversarios puede mandarlos a la lona, y es que se dice fácil, pero el ganarle al viejo régimen por segunda vez, es de observarse y de mérito, su grupo político se encuentra más fortalecido derivado de la elección que vivimos.Guillermo Ochoa llega a arruinar los planes de tal vez un titán, el Verde Ecologista se ha convertido en una ventana de acceso al partido guinda, sin duda trabajará para destacar y ser un Candidato apoyado por aliados del viejo régimen, la tarea será potencializar su trabajo político en la Entidad.

Israel Félix será quien posiblemente pueda llegar al Partido Verde derivado de que Carolina Viggiano haya sido beneficiada derivado de la cuestión de elección de género por parte del PRI. El marketing bien elaborado, más sus aliados que poco a poco ya operan a su favor en distintos partidos, el apoyo que le ha brindado a varios candidatos de distintos partidos de Hidalgo, empezará a cobrar factura para empoderarse, sumado más aún el respaldo del mandatario del Ejecutivo Estatal actual.

Se hablaba mucho del hasta ahora actual Secretario de Hacienda Arturo Herrera, y que por disposición directa del Presidente AMLO, le encargaba de manera puntual Hidalgo, pero que en pocos días se desvaneció al tomar las riendas del Banco de México, labor que será otro gran desafío para el Secretario.Varios faltan en esta lista que ya han levantado la mano, pero que ante el carecer de una plataforma política, organización y aliados será complejo el construir a estas alturas del partido, el ser una pieza de peso para competir seriamente a la gubernatura hidalguense, esa será la labor de cada uno de ellos.–