La poesía y el algoritmo

Se dice que la inteligencia artificial es el próximo paso evolutivo de nuestra especie. A este evento singular de trasmutación del hombre hacia la máquina, le llaman era poshumana. Descreo de esos funestos vaticinios que muchos hoy ingenuamente o (casi es lo mismo) perversamente celebran. La cibernética podrá crear cualquier cosa, menos el alma. Valga, para explicarme, esta fábula. Había un señor en el pueblo, gordo y feo que quería adueñarse del tiempo y cuerpo de todos los ciudadanos. Quería devorárselos, tragárselos completitos. Un día un mercader le ofreció un juego de ajedrez donde el que perdía, perdía la partida y el alma. Como el viejo gordo y feo era el más poderoso y rico y el mejor ajedrecista, no tardó en adueñarse de más de medio pueblo. Al cabo de unos años, ya sólo unos cuantos desarrapados habían conservado su alma haciendo tablas milagrosamente en cada partida, pero nunca pudiendo ganar. La situación era insoportable, el viejo se hacía más gordo y más rico, y el pueblo cada vez estaba más solo y triste y sin esperanza. Entonces estos cuantos desarrapados y desarrapadas volvieron a escuchar antiguos cantos y antiguas canciones y empezaron a cantar con el pueblo y comprendieron mejor el ajedrez. No tardaron en vencer mil y un veces al viejo hasta que recuperaron el alma de los ciudadanos.

La informática ha logrado crear programas de ajedrez que juegan mejor que cualquier humano, incluso con piezas de ventaja. Hemos sido vencidos. Pero sólo parcialmente. Aún no hay programas, a pesar de los incesables intentos, que puedan crear un poema decoroso y de mediana calidad. ¿Podrá lograr la máquina escribir un poema que supere o iguale a alguno de los mejores de Quevedo o Sor Juana. Lo dudo. Si algún día lo logra, en ese momento y no antes, podremos decir que la poesía y, con ella, los humanos, habremos muerto.

#Dante2021 Purgatorio Canto XVIII: Sin miedo al fracaso papi

Una noche antes de proponer la lectura de la Divina Comedia apenas pude dormir. Según yo, era una de las mejores ideas que se me hubieran ocurrido para incursionar en el mundo de las redes y apenas quería que despuntara el día para proponerla. Es más, se me hacía imposible que no la hubiese propuesto alguien más. Y en efecto, como ya comenté en días pasados, en 2018 se hizo la misma propuesta y pegó. Ahora el caso es distinto, ni siquiera en Italia por lo que he investigado, ha podido salir del todo de círculos académicos y universitarios, si bien es cierto que Dante es más que un poeta: para los italianos es un símbolo de unidad nacional e identidad territorial. En mi caso particular ¿por qué no ha tenido las repercusiones que esperaba? Las razones son múltiples y heterogéneas. Hoy encuentro dos. La primera es que para muchos la poesía es algo nebuloso y lejano, acaso inaccesible. Además existe la cuestión de la temporalidad. Un poeta muerto hace 700 años, nos exige una perspectiva de larga duración. Y nos exige tiempo de ocio productivo para la comprensión de esa densidad temporal. La segunda razón, es la inmediatez con la que están hechas las redes sociales. El lenguaje y las imágenes que circulan son, no tengo mejores palabras para nombrarlo, ráfagas fugaces de transparencia sin huecos, lisas y sin fisuras.

La cultura virtual del clic se trata de consumir el mayor número de información posible, que muchas veces nos deja atolondrados a medida que pasamos el dedo por la pantalla, sin convertirla en conocimiento y mucho menos en experiencia. Bien decía Hanna Arendt que había que fijarse en los detalles superfluos para comprender cómo opera el poder. En este caso, cuando pasamos horas frente a la pantalla ¿somos conscientes del poder material que tiene el lenguaje binario en nuestras vidas? Sí, el lenguaje traducido a imágenes, videos o textos, tiene un poder material indisociable del poder simbólico. Por ello, cuando alguien dice que una cosa son los hechos y otra las palabras que lo explican, realiza una separación que en la realidad es imposible encontrar. Digamos que los hechos son un lenguaje ritualizado en acciones. De ahí la antigua noción aquella de que el universo es un libro. De ahí la fascinación que tiene la cábala según la cual el lenguaje escrito es un atributo (y no el menos importante) de Dios.

El tema es amplio y apasionante. Muchas veces se olvida que grandes corporaciones digitales como Amazon, Facebook o Instagram, deben su poder en gran medida al control social que ejercen por medio del lenguaje. El totalitarismo digital del que muchos hablan, se debe a la capacidad que tienen y tendrán cada vez más este tipo de empresas sobre el inconsciente colectivo. Lo que incluso les permite ya predecir los comportamientos futuros del individuo atomizado. De ahí la necesidad de hacer comunidad por medio de la poesía, según mi hasta ahora fracasada propuesta. Fracasada a medias, y es que lo difícil es no tener interlocutores con los cuales dialogar. Así casi todos los días me pregunto y bueno ¿para qué y para quién fregados estoy escribiendo todo esto? Luego recuerdo que Octavio Paz dice que el primer lector es el propio escritor y se me pasa. Al menos estoy dialogando conmigo mismo.

Por otro lado, este fracaso para mí es un alivio. Y aunque estoy consciente como todos, de que al entrar al mundo virtual estoy otorgando mis datos de manera voluntaria a estas corporaciones, me gusta lo que estoy aprendiendo y creo que el riesgo vale la pena. Lo mejor sería sin duda seguir en mi mundo autista (¿has intentado lector vivir sin celular? ¿verdad que se vive como fuera de la sociedad?) antes de que abriera el Blog, Twitter, Facebook y el WhatsApp que son las redes sociales que utilizo (iba a escribir me utilizan). Pero con la pandemia me di cuenta que tenía que entrar a este mundo pues son el presente y el futuro de la humanidad en el corto y mediano plazo al menos. Además, desde hace un año, son herramientas ineludibles para mi trabajo como docente. Como lo plantea Macluhan, los medios de comunicación influyen en la sociedad en su conjunto, independientemente de si no todos los individuos hacen uso de ellos. En fin, creo que ya me explayé demasiado y otra cosa que me he dado cuenta es que si el texto que se escribe tiene más de diez líneas es difícil que alguien lo lea. Vayamos al canto XVIII.

En este canto Dante continúa con sus preguntas sobre el amor. Entonces el maestro Virgilio contesta que las facultades perceptivas de los seres exteriores introducen en la mente una imagen en la mente donde se puede contemplar. Este abandono contemplativo es el amor. Entonces el florentino pregunta, si el amor implica implica una responsabilidad de comportarse de forma recta o torcida. Virgilio contesta que es la libertad es innata en el hombre: el amor nace en todos, pero todos lo podemos reprimir. Al último del diálogo le dice que recuerde la palabra albedrío, porque es posible que Beatriz se la mencione. ¿A poco no es hermoso esto que dice el mantuano? Muchas veces, cuando hablamos de libre albedrío, en el lenguaje popular, hacemos referencia a la capacidad de elegir el propio destino. Y es cierto que en Dante algo hay de eso. Pero este pasaje se refiere a la libertad para amar. Y por lo tanto es pensamiento del corazón más que del intelecto. Libertad para aceptar o rechazar las buenas o las malas pasiones. La libertad como algo innato ¿Qué no era eso lo que decían los anarquistas? Eso es, por ejemplo, lo que enseña el lingüista Chomsky en su gramática generativa y en su filosofía política.

Por último, los poetas se encuentran con los indolentes, aquellos que fueron negligentes y se tardaron en hacer el bien. Los perezosos, en el Purgatorio, van a toda prisa y apenas se pueden detener a charlar un rato. Así en nuestra sociedad del cansancio, sólo que sin posibilidad de purificar los pecados ni hacer el bien. Ante esa hiperactividad que nos inmoviliza ¿apoco no es posible cansarnos colectivamente en torno a un libro o mejor aún, ante una actividad colectiva que tenga repercusiones en nuestra comunidad? Sería un cansancio distinto, agradable. Como cuando se siembra una milpa y después, bajo un árbol, se conversa y toma pulque. Lo que no hay que olvidar de este canto es que el amor sólo se interioriza con la contemplación.

#Dante2021 Purgatorio Canto XVII: La ira, la rabia y el amor al prójimo

Conforme se avanza en la Commedia, las cuestiones filosóficas que plantea el poema se complican. Confieso que, sobre todo en el Purgatorio, me cuesta comprender la profundidad de los planteamientos que en algunos cantos van apareciendo. Tal es el caso del canto XVII, donde se da la transición entre el círculo de la ira y el de la pereza.

En lo que respecta a la ira, hoy estuve leyendo La Sociedad del Cansancio de Byung-Chul-Han. Un ensayo breve y que se lee con rapidez. En el capítulo titulado La pedagogía del mirar, el coreano suelta esta aguda reflexión:

En el marco de la aceleración e hiperactividad generales, olvidamos, asimismo, lo que es
la rabia. Esta tiene una temporalidad particular que no es compatible con la aceleración e hiperactividad generales, las cuales no toleran ninguna extensión dilatada del tiempo. El futuro se acorta convirtiéndose en un presente prolongado. Le falta cualquier negatividad que permita la existencia de una mirada hacia lo
otro. La rabia, en cambio, cuestiona el presente en cuanto tal. Requiere un detenerse en el presente que implica una interrupción. Por esa condición se diferencia del enfado. La dispersión general que caracteriza la sociedad actual no permite que se desplieguen el énfasis y tampoco la energía de la rabia. La rabia es una facultad capaz de interrumpir un estado y posibilitar que comience uno nuevo.

¿De qué manera se vincula la rabia con la ira? Según el diccionario, la ira es: 1. Pasión del alma que causa indignación y enojo 2. Apetito y deseo de venganza. Mientras que rabia es definido como ira, enfado o enojo grande, aparte de la enfermedad algunos animales y de la roya que pueden contraer los garbanzos. Los apetitos de venganza se castigan en el Infierno: La ira a la que se refiere Dante en el Purgatorio, se refiere más a la pasión del alma que causa indignación.

¡Oh Reina! ¿Por qué permitiste que te matara la ira? Por no perder a Lavinia, fuiste tú la que murió.

Ahora bien, la rabia a la que se refiere Byung-Chul Han, es parecida a este tipo de ira que retrata Dante en los cantos XVI y XVII. La digna rabia de la que ha teorizado el movimiento zapatista pero que se encuentra en cientos e incluso miles de comunidades campesinas e indígenas. No es raro que este tipo de rabia sea incomprensible en el mundo urbano. Esa rabia sólo puede surgir cuando se tiene tiempo para la contemplación.

Respecto al controvertido, apasionante, trillado y siempre nuevo tema del amor, la lectura de este canto también da para pensarle un rato. a mi me plantea una cuestión que nunca antes había pensado. Explica Virgilio a Dante que el amor es la causa de la virtud y al mismo tiempo de toda acción digna de castigo. Pero (y aquí viene lo que no comprendo) ese amor no puede oponerse al bienestar de aquel en quien e genera. Por lo tanto, concluye Virgilio: «solamente se puede hacer mal al otro, al prójimo, lo que es una forma de amor al mal que en nuestra naturaleza se manifiesta de tres modos».

Esos modos son:

  1. El bien propio que se espera a partir de la ruina del prójimo
  2. El sentimiento de perder el poder o los honores si el prójimo prospera
  3. El que se siente injuriado por el otro y no desea más que la venganza

Esos tres modos de amor, sigue explicando Virgilio, se expían abajo, en el Infierno. Hay otro tipo de amor

Que es el de aquellos que corren tras el objeto amado de forma desordenada. Todos los hombres tienen por instinto el ansia de un bien en el que cifran la quietud de su ánimo, y por ello todo el mundo se desvive por conseguirlo. Si al conocerlo o gozarlo, la intención y la acción es algo mesurado, después de un justo arrepentimiento será este el círculo del martirio purificador

Es decir, el círculo de la pereza. Como buen procrastinador que he sido, comprendo cuando Dante se refiere a ese amor que se persigue de forma desordenada. En mi defensa, quiero decir que no es un problema meramente personal. Paradójicamente, La sociedad del cansancio en la que vivimos, nos exige, como plantea Byung-Chul Han, el multitasking, hacer muchas cosas a la vez, la hiperactividad con el máximo de rendimiento posible. Esa hiperactividad, muchas veces acaba en un agobiante paroxismo cuando encaminamos nuestros esfuerzos en aquello «que cifra la quietud del ánimo». Si por ahí alguno de mis compañeros que están intentando escribir su tesis de posgrado al igual que yo lee esto, sabrá a qué me refiero. Ira y pereza se enlazan. Se necesita más que el sutil enfado en el que permanente nos encontramos. Se necesita más aprender de los campesinos y su digna rabia. Se necesita poner un freno al tren de la historia. En la vida personal a este acto se le llama contemplación.

#Dante2021 Purgatorio Canto XVI: Ira y virtud

Hemos llegado a la mitad del camino. Este es el canto cincuenta de cien. Este es uno de los pecados que menos me cuesta comprender. Con el tiempo, me he ido curando. Y es que uno acaba enamorándose de sus demonios. No me desagrada la ira en dosis moderadas o bien disimuladas y sublimadas. En este miserable mundo, a veces es necesaria. El arte consiste en saber domar a ese terrible demonio. O más bien, encontrar la manera de que te domine menos. No siempre es fácil. Si has conocido a alguien iracundo, sabrás que la persona padece una terrible posesión que se adueña de todo su cuerpo. Por eso Dante al inició del canto presenta esta imagen:

Ni la profunda oscuridad del infierno, o de la noche privada de estrellas y con un cielo tan negro como el que se produce cuando se agolpan las nubes colocó ante mis ojos un velo tan denso, ni que produjera una sensación tan desagradable, como aquel humo en el que nos vimos envueltos.

Tal vez por que sé que nunca me voy a poder curar del todo de este pecado capital, cito uno de los proverbios de William Blake: los tigres de la ira son más razonables que los caballos de la instrucción. Si vamos a caer víctimas de la ira, al menos que sea como a Marco Lombardo le sucede en este canto: iracundos pero entendidos en los negocios y amantes de la virtud: «lo que allá es cada vez más raro»

#Dante2021 #Dantedi Purgatorio Canto VIII: Instrucciones para leer poesía

En una hoja de papel sin despegar el lápiz, dibuje un cuadrado con una X al interior que una las cuatro esquinas. Este es uno de los juegos-reto que recuerdo tratábamos de resolver en la primaria. Y recuerdo que retos como estos los hacíamos mientras el profesor o profesora daban su clase, así simulábamos que estábamos tomando apuntes, cuando en realidad jugábamos gato o tratábamos de resolver estos o parecidos enigmas. Así pasábamos las aburridas clases cuando el ingenio del docente se había agotado y se ponía a dictarnos datos y fechas que a nadie le interesaban. En ese entonces ese juego del cuadrado me parecía una tomada de pelo. No dejaba de repetirles a mis compañeros que era imposible hacer la figura sin despegar el lápiz. Fue hasta después que se me ocurrió una manera de resolverlo. Y también tiempo después me encontré que Gabriel Zaid, en su ensayo La poesía en la práctica, pone este mismo juego-reto para ejemplificar lo arraigado de nuestros esquemas rígidos de pensamiento.

Aunque más complejo, creo que eso le pasa a las personas cuando leen poesía y no están habituadas a hacerlo. Y es que la imaginación no perdona, como dijera André Bretón. La poesía, que nos ayuda a recobrar y renovar esta facultad humana, nos exige concentración y entrega. Por ello, su contribución en nuestras vidas es enorme, porque la imaginación una vez que se pierde ya no se recupera nunca más. Y en estos tiempos de adormecimiento por medio de imágenes visuales, la lectura de poemas se convierte en una herramienta poderosa para evitar que la loca de la casa nos abandone.

¿Qué hacer si ya soy adulto pero tengo la esperanza de recuperar mi parte imaginativa por medio de la poesía?

Busque un lugar solitario y en silencio. Respire hondo unas tres veces. Apague su celular y cualquier otro dispositivo electrónico (si lee de manera virtual, desconecte el internet) y por ningún motivo lo encienda, al menos por veinte minutos (yo sé que usted puede, vamos, inténtelo). Tome el libro de poemas, la Divina Comedia por ejemplo, y abra al azar (después, si le agarra el gusto, ya habrá tiempo para una lectura sistemática) y lea unos cuantos versos. Si se pica lea un canto entero. Si de casualidad el canto que lee es el VIII del Purgatorio, sienta la delicia de estos tercetos:

Da quella parte, onde non a riparo

La picciola vallea, era una biscia,

Forse qual diede ad Eva il cibo amaro.T

Tra l´erba e i fior venia la mala striscia,

Volgendo ad or ad or la testa, e il dosso

Leccando come bestia che si liscia

Io nol vidi, e peró dicer, nol posso,

Come mosser gli astor celestiali,

Ma vidi bene e l´uno e l´altro mosso.

Sentendo fender l´aere alle verdi ali,

Fuggio´l serpente, e agli Angeli dier volta

Suso alle poste rivolando iguali.

Antes de leer la traducción sienta la fuerza, la belleza y la delicadeza del sonido de estas palabras, incluso si no sabe bien a bien cómo pronunciarlas. Y es que este es una de los mayores misterios de la poesía: el sonido y el sentido no están separados. El ritmo es visión del mundo, dijo nuestro Octavio Paz. Si sintió esa fuerza, al menos vagamente, ahora sí lea la traducción y trate de hacer suyas esas imágenes. ¿Qué le dicen sobre su vida y preocupaciones cotidianas? Si sintió una especie de vibración en el alma, no falta mucho para que se enamore de ese juego-reto que es la lectura de poemas. En una de esas hasta se olvida de las redes y los clics y los likes.

#Dante2021 #Dantedi Purgatorio Canto VII: Virgilio, poeta rural.

Hasta ahorita encuentro la ocasión de hablar sobre Virgilio, el maestro y guía de Dante. Según las interpretaciones más comunes y populares, el poeta mantuano representa alegóricamente la razón. Pero hay que tener cuidado con esas interpretaciones simplistas y que reducen lo alegórico a una interpretación fija y acartonada. Sí, Virgilio en la Comedia representa alegóricamente la razón, pero simboliza muchas otras cosas más. Este tema sobre la alegoría, el símbolo y la imagen ha suscitado debates teóricos importantes. Sobre todo en el siglo XX, uno de sus defensores fue Walter Benjamin. En esa tesitura, Armando Bartra apunta sobre la alegoría:

En tanto narración, es decir en tanto proceso, la alegoría es progresión sustentada en la negatividad: lo que es alegóricamente es y no es lo que parece ser, pues potencialmente puede significar cualquier cosa. Y en tanto que alude a algo distinto de lo que aparenta, el relato alegórico trasciende el mundo profano e ingresa en el plano propio de las religiones.

Armando Bartra, Hacia un marxismo mundano. Había una vez…Crítica del discurso académico y encomio de la alegoría.

Ahora bien, la riqueza de lo alegórico estriba en su polisemia, en la casi infinita variedad de significados que se le pueden atribuir, y digo casi porque es evidente que hay un horizonte de sentido. Sin embargo, a diferencia del discurso académico, como plantea Bartra, el discurso alegórico admite esa pluralidad que nadie puede agotar. En ese sentido, cuando los críticos literarios o simples comentadores, insisten una y otra vez en que Dante utilizó y elevó la lengua del hombre y mujer de la calle a las esferas de la literatura universal, falta resaltar que esta elevación la hizo desde la narración alegórica, la cual permite que ese mismo populacho se adentre a temas que de otra manera estarían reservados a unos cuantos elegidos. Así, sólo falta algo de disposición por parte del lector o lectora para lanzarse a alguna interpretación desde su experiencia de vida. Las explicaciones eruditas a veces ayudan, pero otras muchas estorban. Por ello insisto que no se necesita tener muchos conocimientos sobre este poema para disfrutarlo. Sólo hace falta un poco de tiempo y sobre todo silencio, esto último muy escaso en nuestros días. De ahí las dificultades que en nuestros días pueda tener la lectura de poesía. ¿Cuánto nos tardamos en leer un canto de la Comedia? Según mis cálculos, no más de diez minutos. Lo complejo viene después de la lectura, cuando el sonido de las palabras y las imágenes que suscitan quedan reverberando en nuestra alma. Es ahí donde hay que poner una silenciosa pausa y reflexionar y contemplar. Sí, muy pocos podemos darnos ese lujo en estos días convulsos, incluso si estamos encerrados en nuestras casas.

Y es aquí donde quiero detenerme un poco en la figura de Virgilio, según la interpreto hoy que leí el canto VII del Purgatorio. Casi al inicio del canto Virgilio se encuentra con Sordello, un paisano del poeta, el cual dice:

Oh gloria de los latinos -dijo Sordello-, por quien nuestra lengua demostró su valía! ¡Honor eterno de mi pueblo! ¿Por qué gracia te encuentras entre nosotros? Si es que me consideras digno de tus palabras, dime si vienes del infierno, y en cuál recinto habitas

Ante estas elogiosas palabras, Virgilio explica que es la virtud celestial la que lo ha traído hasta esos lugares aún cuando ha conocido tarde el camino de la gracia. Después de platicar sobre el Limbo, el lugar reservado para los que no conocieron la religión que atiende a la culpa humana, el poeta le pide a Sordello le indique cuál es la puerta del Purgatorio (en este canto aún estamos en el antepurgatorio). Finalmente el paisano de Virgilio le dice que espere pues la oscuridad de la noche no les permitirá avanzar.

Ahora bien, la reflexión que me suscitó este canto y en específico este pasaje, es que Virgilio, a parte de representar ese lazo entre el mundo pagano y el cristiano, y aparte de representar a la razón en términos alegóricos, también representa un tipo de sabiduría a la que no estamos acostumbrados. Y es que el mantuano también representa la sabiduría rural y bucólica. Hoy todavía se leen con agrado sus Geórgicas que retratan ese idilio campirano. Ahí entonces, en el sabio maestro y guía, encontramos otro rasgo antimoderno. Para comprender esta dimensión hay que recordar lo que dice Marx en el Manifiesto del Partido Comunista. En ese celebre texto, señala que el capitalismo terminó con el idiotismo rural. Aún los más furibundos defensores del pensador alemán, no han podido negar que en uno de sus más célebres textos se haya referido así al mundo rural. Y creo que no podía ser de otra manera, pues en Marx encontramos no un pensador contrario a la modernidad, sino uno de sus mejores exponentes. Ante un pensador que defendió la ideología del progreso como él, en efecto, el mundo rural es símbolo de atraso y una rémora del pasado que el desarrollo del capitalismo se encargará de borrar. Hoy sabemos que las cosas no son así. El proletariado, la clase que según Marx acabaría con este sistema, está más que adaptada y perdió su talante crítico, si es que aún existe una clase que podríamos llamar proletaria. Los que están intentando ponerle un freno a este sistema de destrucción y muerte, como lo ha señalado el anarquista Chosmky, son los pueblos y comunidades indígenas y campesinas que, cada vez más por el cambio climático y otros fenómenos, cobrarán mayor relevancia, junto con otras propuestas urbanas, para organizar de diferente manera la economía y la sociedad.

Además, hay que añadir que la poesía necesita del ritmo rural para florecer y germinar. Al menos como la entiende Robert Graves en la Diosa Blanca:

¿Cuál es la utilidad o la función de la poesía en la actualidad? es una pregunta no menos acerba porque la hagan con insolencia tantos estúpidos o la respondan con apologías tantos tontos. La función de la poesía es la invocación religiosa de la Musa; su utilidad es la mezcla de exaltación y de horror que su presencia suscita. ¿Pero en la actualidad? La función y la utilidad siguen siendo las mismas; sólo la aplicación ha cambiado. Esta era en un tiempo una advertencia al hombre de que debía mantenerse en armonía con la familia de criaturas vivientes entre las cuales había nacido, mediante los deseos del ama de casa; ahora es un recordatorio de que no ha tenido en cuenta la advertencia, ha trastornado la casa con sus caprichosos experimentos en la filosofía, la ciencia y la industria, y se ha arruinado a sí mismo y a su familia. La actual es una civilización en la que son deshonrados los principales emblemas de la poesía. En la que la serpiente, el león y el águila corresponden a la carpa del circo; el buey, el salmón y el jabalí a la fábrica de conservas, el caballo de carreras y el lebrel a la pista de apuestas; y el bosquecillo sagrado al aserradero. en la que la Luna es menospreciada como un apagado satélite de la Tierra y la mujer considerada como personal auxiliar del Estado. En la que el dinero puede comprar casi todo menos la verdad y a casi todos menos al poeta poseído por la verdad.

De esta manera, para los que comprendemos así la poesía y disfrutamos de las vanguardias literarias de los últimos siglos sin dejarnos encandilar, Virgilio también es nuestro guía y maestro. Virgilio, el sabio poeta rural.

#Dante2021 #Dantedí Purgatorio Canto VI: Sólo un ateo puede ser un buen cristiano.

El título de esta entrada es prestado del libro de Ernst Bloch, el autor del también célebre Principio de Esperanza. El 25 de marzo es el Dantedí, el día que Dante descendió al Infierno y se encontró en la selva oscura. Para conmemorarlo el papa Francisco publicó el día de hoy una interesante carta titulada Candor Lucis Aeternae. Aquí rescato una parte de lo que dice sobre la libertad:

Dante se convierte en paladín de la dignidad de todo ser humano y de la libertad como condición fundamental tanto de las opciones de vida como de la misma fe. El destino eterno del hombre —sugiere Dante narrándonos las historias de tantos personajes, ilustres o poco conocidos— depende de sus elecciones, de su libertad. Incluso los gestos cotidianos y aparentemente insignificantes tienen un alcance que va más allá del tiempo, se proyectan en la dimensión eterna. El mayor don que Dios ha dado al hombre para que pueda alcanzar su destino final es precisamente la libertad, como afirma Beatriz: «El mayor don que Dios, en su liberalidad, / nos hizo al crearnos, el que está con la bondad / más conforme y el que más estima, / fue el del libre albedrío» (Par. V, 19-22). No son afirmaciones retóricas y vagas, porque surgen de la existencia de quien conoce el precio de la libertad: «Va buscando la libertad, que es tan amada / como sabe el que desprecia la vida por ella» (Purg. I, 71-72).

https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_letters/documents/papa-francesco-lettera-ap_20210325_centenario-dante.html?fbclid=IwAR1Z3GCj4CRjnmUKY-dz2zu8R56SLzaYeLVzHSdY8sQ8EJnvkGo1uTib6dY

Al final de su carta, el pontífice hace un llamado a sacar a Dante y a la Divina Comedia de las aulas y las universidades. También felicita a los docentes que logran trasmitir con pasión el mensaje del florentino. Desconozco si he logrado trasmitir esa pasión, pero me consta que lo he intentado a lo largo de estos días, por lo que también hago mía esta felicitación.

Hace un rato, le comentaba a una amiga sobre esta interesante carta y su respuesta me dejó frío:

-No me interesa saber lo que opina el papa, soy atea.

Al parecer hoy está de moda ser ateo. En entradas anteriores, también dije que me consideraba ateo, pero eso no nos exime de interesarnos del fenómeno religioso, sobre todo porque hoy las grandes corporaciones tienen una práctica muy cercana a la religión o al espíritu de secta, como lo entendía Max Weber. Para ehcar un vistazo al tema recomiendo el siguiente artículo de Bernardo Barranco, sobre la secta Nxvm y el integrismo empresarial:

https://www.proceso.com.mx/opinion/2020/11/11/nxivm-el-riesgo-del-integrismo-empresarial-252567.html

Mi abuela materna es a la que conscientemente debo mi catolicismo. Ya desde niño tenía mis dudas sobre la existencia de Dios tal y como nos lo pintan las religiones, sin embargo sigo siendo católico. Un ateo católico para ser exacto. Para echar un vistazo a esta postura recomiendo el siguiente video del rock star de la filosofía, Slavoj Zizek:

#Dante2021 Purgatorio Canto IV: Kairós, el tiempo del alma

Los primeros días de la pandemia, hace ya un año, me mandaron un meme del gato silvestre con los ojos en espiral y desorbitados con una frase que decía: ya no sé si es hoy, ayer o mañana. Así se nos iban a muchos los primeros días de la pandemia: un sacudimiento del ritmo al que estábamos acostumbrados que nos mandó a la lona. Será difícil recuperarnos de ese K.O. El filósofo Zizek llegó a decir que el coronavirus era un golpe al corazón del sistema al estilo de Uma Turman en Kill Bill. Visto en perspectiva, parece que el capital más que estar en peligro, se está reconfigurando. En peligro estamos nosotros, los seres humanos. Y así como este golpe ha mostrado la incapacidad de las élites políticas y económicas, mostró también lo poco preparados y tan habituados que aún estamos a esa hegemonía. Hoy todos seguimos en la incertidumbre. Y lo peor de todo es que ya lo estamos normalizando. Pero no todo está perdido. Tengo la esperanza de que millones vivimos de manera más intensa esa experiencia que Dante llama el tiempo del alma.

En el canto IV del Purgatorio, dice:

Es por eso que cuando se ve o se escucha algo que es muy importante para el alma, el hombre ni siquiera es consciente del tiempo que transcurre, pues una cosa es la que está atendiendo con los sentidos y otra la que atañe a la integridad del alma, permaneciendo esta en completa libertad, mientras que la consciencia se encuentra atada.

Para comprender a qué tiempo se refiere el florentino, tal vez hay que recordar los conceptos griego de kairós y cronos. El tiempo de cronos, como su nombre lo indica, es el tiempo cronológico, el tiempo del día a día. El kairós es el tiempo donde se suspende el tiempo que miden las manecillas del reloj y se instaura un tiempo divino. Todos hemos vivido ese tiempo. Y lo vivimos todos los días.Si las puertas de la percepción se abrieran, las cosas se mostrarían como son: infinitas. Solo que con la pandemia, sospecho que esos momentos se intensificaron. De repente, uno va caminando y se encuentra una calle empapada de charcos de luz de luna. Cuando dos personas que se aman se miran y la eternidad se asoma. De repente vemos al suelo y ahí están los cactus y un vaso con agua, como siempre pero ahora vemos. O cuando la luz del sol baña de inmensidad al pueblo y mientras la ropa cuelga en los techos, unas diminutas gotas de agua tiemblan en los tejados y las balaustradas. O cuando caminas lentamente por el bosque. En fin, cada quien tiene sus instantes. Ese tiempo que ningún reloj puede medir.

Ahora, estimado lecto o lectora, piensa en esto que te voy a preguntar: ¿Has experimentado el kairós, el tiempo del alma de Dante, cuando gastas tu tiempo en las redes sociales? No dudo que haya personas que contesten que sí. Lo que estoy seguro es que les costará recordar ese instante.

Concurso de fotografía y de dibujo: El infierno en la vida cotidiana

Un lector nos escribe, en un tono un tanto irónico porque hasta nos manda un meme, lo siguiente: «Me gustaría participar en el concurso, pero soy ateo gracias a dios». Es decir, nuestro amable lector cree, como muchos, que la Divina Comedia es un poema religioso (y sí lo es, pero es muchas, pero muchísimas cosas más) y que por lo tanto sólo lo pueden leer o se interesan en leerlo las personas que son cristianas, principalmente católicas. Ante este comentario, lo único que atiné a contestar es que no importaba si era ateo e incluso hice una media confesión: yo también me considero ateo. O más bien, como decía Bertrand Russell: para discusiones filosóficas, soy agnóstico, para salir del paso en discusiones de sobremesa (o en este caso en discusiones en el feis), soy ateo. Espero con esta ya más larga aclaración, haberlo convencido y que se anime a participar en nuestro concurso de dibujo y de fotografía «El infierno en la vida cotidiana». Por suerte, hace un rato encontré una larga cita de James Hillman. Casi al final de su libro Un terrible amor por la guerra dice:

Una vez que sientes que tu alma es distinta al mundo de allá afuera, que la conciencia y la consciencia están alojadas en esa alma, que no está fuera del mundo, una vez que sientes que incluso el gen impersonal y egoísta está individualizado en tu persona, eres, psicológicamente cristiano. Desde el momento en que tu respuesta inicial a un sueño, una noticia o una idea sea la división moral inmediata entre el bien y el mal, psicológicamente eres cristiano. Al sentir el pecado en conexión con tu carne y sus impulsos, de nuevo, eres cristiano. Cuando una corazonada se vuelve realidad, un desliz es tomado como augurio y confías en los sueños únicamente para sacudirte esos indicios que no son más que superstición (pues se prohíben formas no-doctrinales de comunicación con lo invisible, exceptuando Jesús), entonces eres cristiano. Cuando haces a un lado los libros y el aprendizaje, y en su lugar exploras tus sentimientos para buscar respuestas simples para preguntas complejas, eres cristiano…Si crees que los más nimios eventos en la historia van en alguna dirección y apuntan de alguna forma a una evolución, si crees que la esperanza es una virtud y no un delirio, eres cristiano. Eres cristiano también cuando confías en que la resurrección de la luz, y no la irremediable tragedia o la simple mala suerte, está detrás del infortunio humano…No podemos escapar a doscientos años de historia: somos historia encarnada, cada uno de nosotros arrojado por las violentas olas de aquel entonces en las occidentales costas del aquí y el ahora.

A esta larga explicación, yo añadiría: y eres un peculiar cristiano católico si tienes alguna imagen del infierno, el purgatorio y el paraíso. Entonces, creo que sí, estimado lector: tanto tú como yo, somos ateos gracias a dios. El tema, para quien deguste la cita que acabo de transcribir, da para reflexionar largo y tendido. Ahora bien, si logras percibir ciertos infiernillos cotidianos que todos y todas padecemos, ahora quisiera utilizarla para invitar a ciudadanos en general a participar en nuestros dos concursos. Uno de fotografía y otro de dibujo con iguales premios: para el primer lugar 1000 pesos mexicanos y un libro de la Divina Comedia, para el segundo y tercer lugar, un libro. Para los premios hicimos coperacha y fue para lo que nos alcanzó. En estos días vamos a buscar patrocinadores y si logramos gestionar algunos apoyos, los premios pueden aumentar. Así que sí quieren concursar o apoyarnos con lo que sea su voluntad, bienvenidos.

#Dante2021 #Dante700 CantoXXV: Las imágenes dantescas

En este canto Dante sigue mostrándonos los castigos que padecen los ladrones. tal vez no está de más repetir que la riqueza e intensidad de los cantos son tales que nos dejan una tarea de reflexión para todo el resto del día. a este respecto decía Roland Barthes que los libros se debían leer con un ritmo adecuado, de preferencia degustarlos lentamente. Creo que en lo que respecta a nuestro libro, un canto por día, es un ritmo más que adecuado. En lo que respecta a este canto la intensidad y complejidad de las imágenes es de un frenesí aún mayor que en otros. El mismo poeta nos aclara:

«Y si en algún momento mi pluma se ha extraviado, sírvame la novedad y el asombro que aquellos hechos me produjeron».

Hace un rato estuve platicando con mi amigo Xoel sobre realizar un concurso de fotografía y otro de dibujo que llevará por nombre: «El infierno en la vida cotidiana». Ya les estaremos informando sobre los pormenores de dicho concurso (Sólo adelanto que no hace falta leer la Divina Comedia para poder concursar, primero porque la imagen del Infierno que tenemos en nuestra imaginación, lo sepamos o no, se la debemos en gran medida a Dante, segundo porque hay tantos hechos actuales que presenciamos a diario que bien encajan con el infierno dantesco). La inspiración pictórica que ha suscitado la Comedia es más que conocida. Cualquiera que se acerque a algún canto lo puede constatar, pero el festín orgiástico del canto XXV, no deja lugar a dudas del poder visual del poema.

Por otra parte, el sábado a las doce, estaremos conversando con Martha Delia sobre Radios comunitarias y literatura, donde nos contará su experiencia en la radio Gi ne gä bu h’e th’ o «Queremos seguir viviendo». Aquí dejo el cartel