#Dante2021 Paraíso Canto XVII: Poesía y profecía

La misteriosa relación entre poesía y profecía, es algo que me he venido cuestionando en el último par de años. ¿Cualquier tipo de poesía o sólo la místico religiosa? Me parece que la poesía, o más bien, el don poético también tiene algo de profético. Por eso Ezra Pound dijo que los poetas eran las antenas de la raza. Cuando esas antenas se dirigen a calibrar los problemas políticos y sociales de su tiempo, muchas veces la poesía es acompañada de un don profético ¿En qué consiste ese don?

En el canto XVII se aborda esta problemática desde el inicio. Dante se encuentra ansioso por expresar su pensamiento, sus deseos, sus dudas. Beatriz le contesta que lo exprese tal como sale del corazón, no para que lo exprese con palabras porque eso no es necesario puesto que, como ya se nos dijo cantos atrás, las almas pueden conocer los pensamientos antes de ser expresados, sino para que aprenda a comunicarse mejor. Entonces el poeta le pregunta a su bisabuelo qué le depara la fortuna. Y se lo pide con una hermosa metáfora temporal: «pues cuando podemos proveer la trayectoria de la flecha, por lo menos podemos hacer que llegue más lentamente». Detengámonos un momento y reparemos un poco en que la flecha de por sí ya tiene una trayectoria. Por eso, líneas adelante, Caccsiaguida le contesta así:

Todos los acontecimientos que no exceden el alcance de la naturaleza humana, se encuentran ya imaginados por la mente del Eterno, de lo que no se puede inferir que tales cosas deban ocurrir por fuerza; así como el navegar de una barca corriente abajo no es producido por la barca que lo contempla., de igual manera que llega a tus oídos el sonido del órgano, yo percibo los sonidos que los tiempos te deparan

Entonces el bisabuelo le habla sobre su exilio y sus causas. Le dice que el influjo de las estrellas tal y como estaban alineadas el día de su nacimiento, le dan tal influencia en sus acciones que se perpetuarán en la memoria de las gentes. También le habla sobre «el buen Enrique» que habrá traer muchos cambios y transformaciones «haciendo que los ricos y los pobres cambien de condición.» Termina su profecía diciéndole que no debe albergar rencores a sus paisanos, porque podrá superarlo todo y su vida se prolongará más allá de allá del justo castigo que todos ellos habrán de recibir.. Dante contesta que bien sabe que el tiempo que se aproxima bien sabe que le asestará duros golpes y que tomará la precaución debida para que lo que digan sus escritos no le hagan perder todo lo que ama. Sin embargo, dice que este viaje por el más allá le ha revelado verdades que serán amargas para muchos, pero que si es demasiado prudente» corro el riesgo de que mi nombre pase a la posteridad deslucido, y que pierda el aprecio de los que vivan después de mí».

Este no es el único canto que se refiere al tema profético-poético, pero creo que en ninguno hay un desarrollo de cabo a rabo sobre el asunto. Ahora bien, ¿de qué manera lo poético se transforma en profético? Santayana explica este don en el summo poeta:

Su bien definido ideal, siempre presente, aguzaba su mirada para el flujo y reflujo de las cosas, hacía su experiencia individualmente más acerba y su visión de conjunto más prolongada y sostenida. Dante leía e interpretaba la Italia contemporánea como los profetas hebreos leían e interpretaban los signos de su tiempo, y cualquiera que sea la tolerancia de nuestro juicio crítico sobre las generosas ilusiones de todos ellos, no puede haber duda de que la integridad de su alma y el carácter profético absoluto de sus juicios hacían vigorosa su visión de los hechos particulares y enteramente subyugadora su percepción de las amenazas de dicha o infortunio.

Recuerdo que al inicio de la lectura de la Commedia planteaba que existe una especie de método interpretativo de la realidad y que si lo desentrañamos nos permitirá afrontar mejor nuestro presente. falta mucho para que mis limitadas fuerzas puedan desentrañar ese método, pero creo que algo he avanzado y ya no es tan nebulosa mi intuición.

Hace un par de días retomaba la metáfora de Santayana, según la cual, Dios es un productor de alegorías en la filosofía de Dante. Supongamos sin conceder, que el universo en el que nos encontramos, fue creado como una inmensa e infinita alegoría. Supongamos que a una de esas creaciones, el ser humano, le fue otorgado ese mismo don por medio del cual sus creaciones son alegorías y también su manera de conocer la realidad es esencialmente alegórica, aparte de literal, anagógica y moral. Estas serían una especie de categorías kantianas, pero metafóricas simbólicas y poéticas. Si nuestra hipótesis fuera cierta, cada acto por mínimo que sea, sobre todo cada acto humano que ya está en la mente Eterna, es un acontecimiento que forma parte de la historia universal. ¡Qué diferente parecen así nuestros hechos políticos en nuestros días! El arte poético-profético sería la capacidad que tuviera cada uno de intensificar la experiencia de hechos claves y encontrar una especie de puntos nodales donde se lograra comprender mejor nuestro presente y nuestro futuro. Ni siquiera tienen que ser los grandes acontecimientos que se relatan en los libros de historia. Este arte incluye al sujeto cognoscente y por lo tanto se vincula a su historia personal. Sin embargo, no me resisto a poner un ejemplo que está a flor de piel y que es, si no de interés general, sí de conocimiento general. Me refiero al asesinato del afroamericano George Floyd, a manos de un policía. En los medios de comunicación pasaron una y otra vez las escenas y los gritos desesperados y agonizantes donde se escuchaba un insistente: I can’t breathe. El resto es historia. Pero si lo interpretamos desde la filosofía de la historia dantesca, desde hace más de un año, hasta la naturaleza parece gritarnos: ¡No puedo respirar!

#Dante2021 Paraíso Canto XIV: Música y misticismo

Hasta ahorita no hay un canto en el Paraíso que no contenga cantos y música. Me parece que este es un elemento a tomar en cuenta para la comprensión de esta parte del poema. En el canto XIV se hace referencia dos veces a la música.

La primera cuando Beatriz les pide a los sabios que expliquen al florentino sobre si la luz que anima su substancia será siempre como ahora:

Al igual que los que danzan en rueda, y en cada evolución se sienten más excitados, profiriendo expresiones de alegría y animando sus movimientos, así, a la amorosa petición que se les hacía, los santos círculos se mostraron muy entusiasmados renovando sus cantos y sus maravillosas evoluciones.

Cabe señalar que, aunque no en todas las partes donde aparecen referencias a la música, es común encontrar entrelazadas referencias al movimiento armonioso de círculos, esferas y luces.

La segunda referencia a la música viene al final del canto, cuando al acceder a la esfera de Marte se encuentra con la visión de la cruz donde resplandece Cristo rodeado de espíritus luminosos que lanzan vívidos destellos:

Y como el laúd y el arpa, cuyas distintas cuerdas, cuando están bien templadas, producen una dulce armonía aun para aquel que es lerdo en distinguir sonidos, así las luces que se me aparecieron formaron con la cruz una melodía que fascinaba mis sentidos. Yo no entendía las palabras del canto, pero sí sentía que se trataba de una dulce alabanza, pues a mis oídos llegaban palabras como resucita o triunfa, pero los sonidos y las palabras se arreglaban en mi mente como aquel que no distingue bien los matices de lo que escucha.

Si como dice Schopenhauer, la música es el arte que mejor capta la esencia de la voluntad, se entiende porque para Dante es un recurso para expresar lo inefable. Sin embargo, a diferencia de la voluntad ciega y sin sentido que conceptualiza el filósofo alemán, el summo poeta nos habla de una experiencia mística con la voluntad divina, es decir, como lo expresa en este mismo canto, una experiencia con aquel que vive siendo uno, dos y tres: «y siendo tres en uno y sin contenerse en nada, pero conteniéndolo todo.»

De esta manera, tenemos en las referencias a la música una clave para comprender la compleja cosmología mística que constituye el Paraíso. Hace algunas entradas, hacía referencia a que el Paraíso se basa en la cosmología aristotélico-tolemaica que eran los conocimientos que dominaban en la poca, pero decía que no se podía reducir a una versificación del sistema astronómico-astrológico del medievo. Más bien creo que sirvió de base pero que incluye una serie de conocimientos y fuentes tan diversas como misteriosas.

A diferencia de los escritos que abundan sobre el Infierno y en menor medida del Purgatorio, en la red hay pocos escritos que aborden la tercer parte de la Comedia. Hoy sin embargo, leí un breve artículo donde se hace referencia a los conocimientos que influyeron en Dante para construir su visión del Paraíso. Ahí se señala que a parte de las fuentes oficiales y canónicas de la época, existen referencias al neoplatonismo. Si esto es verdad, y así parece ser, las dificultades que nos presenta esta parte del poema se van difuminando. Por ejemplo, en lo que respecta a la trinidad a la que se hace constantemente referencia, nos recuerda las hipóstasis de Plotino. Además, esa visión del Uno, incognoscible realidad suprema o gran vacuidad y del que es mejor callarse por que de él nada se puede decir, tiene vasos comunicantes con la divinidad y la jerarquía celestial que nos presenta el poeta italiano. En el sentido práctico también encuentro similitudes, pues tanto Plotino como Dante hacen una peculiar vinculación entre el arte de la contemplación y la comunión con lo divino.

Esas no son seguramente las únicas influencias que existen, pero se necesita un estudio profundo del neoplatonismo para encontrar más conexiones y simpatías. Sin embargo, tengo en mi pequeña biblioteca, el libro III de las Eneadas. Miro el índice me encuentro con el apartado que trata sobre La naturaleza, la contemplación y el Uno. Hojeo un poco y encuentro este párrafo donde Plotino señala:

Por eso el término de reducción en todos los casos es un uno. Es decir, en cada caso, el término de reducibilidad es un uno en particular, y este universo es reductible al uno anterior a él, no al Uno sin más, y así hasta llegar al Uno sin más; éste, en cambio, ya no es reductible a otro. Ahora bien, si se considera el uno de la planta – y éste es su principio permanente-, el uno del animal, el uno del alma y el uno del universo, se considera en cada caso lo más potente y lo más valioso; mas si se considera el Uno de los Seres de verdad, su principio, su fuente y su potencia, ¿vamos, por el contrario, a desconfiar y a sospechar que es la nada? Sí, es la nada en el sentido de ninguna de las cosas de las que es principio, pero es tal que, no pudiendo predicarse nada de él, no el ser, no la esencia, no la vida, es lo que sobrepasa todas estas cosas. Más si lo consideraras tras haber descartado el ser, quedarías maravillado.

Si como tal parece, Dante abreva de las fuentes del neoplatonismo, estamos ante misterios más profundos que resolver en este mística tercera parte. Yo me declaro un tanto incompetente en estos momentos para desentrañar ni siquiera lo más superfluo. Ya hace días conté que incluso tengo que releer los cantos más de una vez para poder comentar algo que aporte, si no a la comprensión del canto, al menos a la invitación a la lectura de un poema que se propuso transformar al individuo y no sólo entretenerlo.

Desde luego, ya que se hace referencia al Uno de Plotino, no puedo dejar de recordar también a Pitágoras y su visión mística de las matemáticas. Para los pitagóricos, el principio de todas las cosas es el número. Esta creencia y sus investigaciones sobre la música, decantaron en una visión del cosmos como una armonía relacionada a los números y las escalas musicales. Cuando Dante hace referencia a la música el mensaje es parecido: la armonía de las esferas celestes y el cosmos se expresa a través de la música. Pero hay más. Para el Bardo, al igual que los cabalistas, al igual que los pitagóricos y los neoplatónicos, el número tiene una connotación mística que nos vincula con la divinidad y la armonía del universo. Muy diferente al puro cálculo que hacen los algoritmos del big data en la era del capitalismo digital, pero tal vez más cerca de lo que pensamos de la religiosidad cósmica de la física moderna.

#Dante2021 Paraíso Canto VIII: El código del alma

Conforme avanzo encuentro cada vez más problemas para comprender los cantos del Paraíso. Sin duda este la parte que más dificultades me ha deparado. Creo que lo que más se me dificulta es comprender las intrincados planteamientos filosóficos. Les nombro filosóficos por no encontrar otro mejor nombre, pero en realidad es un pensamiento abigarrado de un poema total.

En este sentido, en el siglo XX se hablaba de la novela total, aquella que encerraba un mundo en sí mismo y que abarcaba en su composición múltiples problemáticas con el fin de captar las complejidades de lo real desde la narración en prosa. Desde luego, muchos de los experimentos novelísticos ya se encuentran trazados en la primera novela moderna, el Quijote. ¿A qué me refiero con poema total? Para ello basta puntualizar que el primer poema de esas características es la Divina Comedia, la cual nos presenta desde una cosmología, hasta planteamientos íntimamente psicológicos; desde la armonía del universo hasta las sutilezas de las más nimias gesticulaciones corporales; desde el temblor de una tierna hierbecilla hasta la influencia de los astros en el alma de las cosas.

Sin embargo, a diferencia de la novela cervantina, la Comedia no forjó una tradición poética con esa ambición de totalidad. Incluso los poemas más complejos de la modernidad se quedan cortos en sus aspiraciones y parecen simples notas (a veces muy largas) al pie de página. Sobre todo hay algo que se nota que se perdió en el camino: la capacidad narrativa y filosófica explorada en la Comedia. En el primer caso, aunque parece que el poema presenta una serie de hechos novelescos, creo que la manera de narrarlos es radicalmente distinta a la novela o el cuento. Ese es un punto a analizar con detención, pues si bien la poesía puede recuperar esa capacidad narrativa de la cual los poetas modernos temieron como a la peste, creo que la enseñanza dantesca es que esa narrativa se dirige a otros territorios que la novela o el cuento, por su forma, no pueden abordar.

Por su extensión y temáticas, es comparable con la Ilíada y la Odisea o la Eneida de Virgilio, pero no es un poema propiamente épico. Por su exploración del alma humana, recuerda a los trágicos griegos, pero no es drama y es comedia. Por la manera en que aborda el cosmos y la naturaleza, recuerda a Lucrecio, pero no es un poema cientificista. Por su composición en tercetos rimados, recuerda a los líricos de todas las épocas, pero es más que lírica intimista. Tal vez el vehículo de expresión del Alma, como en ninguna otra forma literaria anterior, sea el poema dantesco. Por ello es de tan difícil su clasificación.

Otra de las preguntas que me he hecho estos días, es saber porqué en el Paraíso se incluyen tantos argumentos filosóficos y porque eligió esa forma de expresión en verso cuando bien hubiese podido y de hecho lo hizo, expresar su pensamiento en un tratado en prosa escolástica. Otra vez, como en el argumento de la narrativa poética, creo que no se trata de filosofar en verso, como sí de sacar a flote intuiciones que sólo con el lenguaje de la poesía se pueden expresar. Tal es el caso del canto VIII.

En este canto llegamos a la esfera de Venus y Dante tiene una larga charla con Carlos Martel, el cual se presenta como un alma virtuosa y prometedora en el mundo terreno para evitar muchos de los males que por su tiempo sucedieron (sólo vivió hasta los 25 años). Como siempre, me detendré en lo que a mí me parece esencial resaltar del canto, pues detenerse en los detalles será cuestión de nunca acabar y eso sólo la lectura y relectura directa del poema nos puede dar. Esa parte esencial tiene que ver con lo que el psicólogo James Hillman, llamó la teórica de la bellota y que tiene que ver con el alma individual.

Me parece que es una parte esencial, sobre todo para nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, donde no sólo se plantea un mundo poshumano, sino que, como dijera Javier Cercas, es difícil alguien hable de alma sin provocar risa. Hoy, las teorías sobre el alma individual que predominan van del conductismo a la informática y la inteligencia artificial. Con el avance científico y la manipulación que las grandes corporaciones están haciendo a la psique colectiva, parece que el enigma del ser humano está quedando atrás. Como leí un Twitter hace un par de meses: el ser humano pasó de ser un misterio a ser después un enigma y ahora un algoritmo. Y es que si el Big Data sabe más de nosotros que nosotros mismos, extrayendo estadísticamente lo que nos hace iguales a los otros ¿es pertinente hablar de alma individual? Dante nos plantea algo que quizá no hay que retomar frente a este psicologismo desalmado.

Carlos Martel explica las dudas que el florentino tiene sobre el porqué de una semilla dulce nacen frutos amargos. Entonces explica cuestiones que tienen que ver con la Providencia y la necesaria armonía de lo existente, cuestión que, dicho sea de paso, aún en el caótico e indeterminado mundo del microcosmos cuántico, sigue asombrando a los físicos. Dante contesta que no es necesario ya que la naturaleza no puede ser defectuosa. Abordo entonces la cuestión a resaltar. Martel dice que el influjo de los astros tiene repercusiones en el comportamiento humano, pero no distingue entre las diferentes cualidades particulares que tiene cada uno de los seres humanos:

Es por ello que Esaú es de índole tan diferente a la de Jacob, y Quirino nació como un padre de tan vil naturaleza, que él mismo se pensaba hijo de Marte. Si la Divina Providencia no fuera superior a todo, lo engendrado sería siempre semejante a lo que engendra…La naturaleza se desarrolla mal cuando las circunstancias no les son favorables, como una semilla que cae en terreno infértil; así que si los hombres fuesen más atentos y reflexivos a las disposiciones de la naturaleza, y la siguiesen con naturalidad, todo sería mejor; pero ustedes desvían hacia la religión al que nació para llevar la espada, y coronan como rey al que hubiese servido para predicar, como si caminaran fuera del camino y hacia lugares inciertos.

En el Código del alma, James Hillman, contra el reduccionismo de las corrientes psicológicas que más o menos acabo de esbozar, dice que el alma individual es como una bellota, según la cual desde su nacimiento, el individuo tiene en germen su propio potencial. La metáfora de la bellota no es casual. Cuando por diversos factores ésta logra germinar, en la semilla ya se contenía lo que después será un roble muy particular y único. Quienes han leído el hermoso libro de Peter Wohlleben La vida secreta de los árboles, o han observado con mucho detenimiento y calma un bosque, saben que cada árbol, independientemente del conjunto y de las circunstancias en las que se desarrolla, es único y cuenta con una personalidad propia que se muestra a lo largo de su vida. Lo mismo nos dice Dante y Hillman sobre nosotros. Cada quien tiene una alma individual que es irreductible a los procesos de sociabilización y de la genética. Ni nuestros padres que nos engendraron ni las circunstancias en las que nacemos nos determinan. Hay algo que escapa a cualquiera de las múltiples determinaciones que existen.

Dante nos alerta al final del canto, que negar esa alma individual es lo que nos hace salirnos del camino y estar en la incertidumbre. En su tratado La Monarquía, dice que el Imperio es la mejor forma de gobierno pues es la que está más acorde con Dios, único creador y gobernante de este universo. Por ello, un gobierno monárquico garantizaría la paz para que cada quien pueda expresar de la mejor manera posible esa alma individual sin que las circunstancias le sean adversas. Hace algunos días, leía un artículo de un renombrado analista político que terminaba su artículo diciendo que lo contrario a la política es lo eterno. Parece ser que en el pensamiento de Dante no cabe esta disyuntiva. Para tener una política emancipatoria hay que relacionarla con una cosmovisión amplia que concuerde con el Universo. Dante es monárquico porque su universo está gobernado por un Bien Supremo. Hoy que nuestra concepción de la naturaleza es distinta ¿Qué tipo de reflexión es necesaria para que nuestras semillas no caigan en tierra infértil? Los árboles tienen una magia especial, es lo que nos permite conectar la vida terrena con la del cosmos, lo infinito con lo finito, por eso en el Génesis Dios los creo primero que a las estrellas. Si mi alma es ya un árbol torcido y chueco por las circunstancias ¿Qué nuevo mundo podemos hacer para que exprese su peculiar hambre de luz? Tal vez nunca pueda experimentar esa plenitud porque el mundo en el que crecí, en el que crecemos cada uno de nosotros, nos resulta a la mayoría adverso. Pero es hermoso tener la convicción de que hay algo de mi alma que escapa a los condicionamientos, enajenaciones y violencias del capitalismo salvaje.

#Dante2021 Purgatorio Canto XXX: Llorar en momentos apocalípticos

Como que voy comprendiendo mejor la rara despedida. Coincide con la primera y única vez que, de labios de Beatriz, el Bardo escucha su nombre: «Dante, no llores por la partida de Virgilio; no llores así, son otros los recuerdos por los que podrías llorar».

Con estas palabras el florentino recibe una especie de segundo bautizo. Y lo recibe con profunda humildad. Nos dic, volví a escuchar el eco de mi nombre -que por necesidad se dice aquí-«. ¿Por qué es necesario que a estas alturas de la Comedia se diga su nombre y no antes o después? Para aproximarme a una explicación, me parece que hay que retomar la concepción de la historia que sustenta la obra, el amor como acto sincrónico único. Sí ese acto es el eje en el que se sustenta el poema, tiene que servir también para interpretar cada uno de los cantos. Desde luego, también tiene que servir para interpretar el poema en su conjunto, pero esa reflexión me la reservo para cuando inicie el paraíso.

Prácticamente cada canto tiene una parte donde se muestra con intensidad ese acto sincrónico. Es como un punto nodal donde gravitan los demás versos. Pero incluso si no logramos distinguir del todo ese punto, en cada uno de sus tercetos, que dijimos eran el sujeto en este literario arte de la fuga, hay una serie de elemento que se relacionan e interactúan con el argumento total del canto. Por ello es constante que Dante nos diga que hay cosas interesantes que quisiera contar, pero que es mejor que relate otras ante el medido espacio-tiempo que tiene en cada canto.

Creo que la respuesta de por qué es nombrado en ese preciso instante, se explica en cada una de las partes del Canto XXX. No me detendré más en unos cuantos versos:

De la misma manera que en el Juicio Final se levantarán todos los bienaventurados saliendo de sus sepulcros y celebrando la recuperación de su voz, así a la voz del anciano se levantaron sobre el carro divino cien ministros de la vida eterna

Cuando Dante sabe que la hermosa mujer que lo deslumbra es Beatriz, agacha el rostro por la vergüenza. Beatriz guarda silencio y los ángeles empiezan a cantar: «Por sus dulces acordes comprendí que se compadecían de mí más que si hubiesen dicho: ¿por qué te mortificas? Entonces el hielo que tenía adherido al corazón se trocó en suspiros y en llanto?» Si recordamos que es en el último círculo del infierno, en el lago de hielo, donde las almas no pueden llorar, se entenderá mejor la intensidad de la escena. Dante es como los bienaventurados que en el Juicio Final salen de su sepulcro. Al ser nombrado ha recuperado la voz.

Walter Benjamin señalaba en las Tesis sobre la Filosofía de la Historia que el momento mesiánico es aquel donde los agravios cometidos a las generaciones pasadas se hacen presentes. Los muertos que no tienen voz, toman los cuerpos y la palabra y el alma de los vivos. Precisamente como nos muestra Dante su visión del Juicio Final. Desconozco si el filósofo judío-alemán era lector de la Comedia, pero esa afinidad electiva con el summo poeta, creo que no le hubiera desagradado.

A mi torpe modo, encuentro también una afinidad electiva con lo que he venido reflexionando desde hace algunos meses. Este blog se llama Apocalíptik porque considero que este es el momento de lo que Benjamin, desde su tradición judía, llamó momento mesiánico, y que yo prefiero llamar momento apocalíptico por mi tradición católica. Es ahora cuando los muertos se levantarán y tendrán voz y cuerpo. Es mi apuesta política y tal vez, como ha sucedido muchas veces me equivoque y el momento del Juicio no llegue aún. Desde luego, rechazo la visión apocalíptica de un Dios justiciero y que en medio de llamas, destrucción y muerte, juzga a vivos y muertos. Ese Dios que aparece en el libro de San Juan y que tan bien critica D.H. Lawrence. Además como ya escribí anteriormente, soy ateo. Más bien me imagino que el acontecimiento apocalíptico es y será como le ocurrió a Dante con Beatriz: él bajó la mirada por la vergüenza. Era culpable de sus pecados. Un canto de ángeles que llegó a su corazón hicieron que llorara. Había sido nombrado por la mujer que en el paraíso trasmuto aún más hermosa. Con el tributo de sus lágrimas alcanzó cuando menos el paraíso terrenal.

Es difícil rebatir la hipótesis de que el 2020-21 es un punto de quiebre severo para el sistema. El siglo XXI es joven pero ya es mayor de edad. ¿Qué sigue? Para Dante el paraíso celestial. ¿Y para nosotros? Soy apocalíptico. Seguramente algo peor. El tan cacareado capitalismo digital totalitario, sólo de inicio. Soy pesimista, pero con esperanza. Tal vez hay una luz al final del túnel: los muertos en voz de las mujeres, los campesinos, los trabajadores, los desempleados, los niños, los ancianos, los animales, los bosques…están pidiendo la palabra. T. S. Eliot, decía en los últimos versos de su poema Los Hombres Huecos, que el mundo acabaría en un lloriqueo. Como en otras cosas, tenía un don poético-profético como Dante. Tal vez el momento llegó. Al menos las lágrimas que se han derramado en todo el mundo por millones de personas desde hace más de un año, han pagado el tributo ¿Qué sigue? ¿Quién puede saber cuántas de esas lágrimas se quedaron selladas en lo más profundo del corazón?

#Dante2021 Purgatorio Canto XXIX: Un acertijo sobre Seres Imaginarios

En este canto Dante muestra su visión del paraíso terrenal. Después de ver una procesión de almas vestidas de blanco radiante y los veinticuatro ancianos que venían de dos en dos, se «aparecieron en sucesión cuatro animales coronados de verdes hojas».

En el Libro de los Seres Imaginarios, Borges menciona a estos cuatro animales, haciendo referencia al Libro de Ezequiel y la Revelación de San Juan. Después menciona la importancia de estos seres para el Zohar. Finalmente cita a diversos autores y hace digresiones y juegos literarios. típico recurso borgeano. Pero me pregunto ¿Por qué no cita a Dante? ¿Olvidó Borges que en el canto XXIX se hace mención a estos animales y que Dante nos propone un debate sobre seres imaginarios? No lo creo. El narrador argentino valoró el legado del summo poeta. Más bien, creo que es un guiño al lector curioso y que gusta de los juegos intertextuales y de la Divina Commedia. Además, estos animales no se los topa en cualquier sitio. Están nada más y nada menos que en el paraíso terrenal. Así los describe Dante:

Y cada uno de ellos estaba provisto de seis alas de pluma, y las plumas estaban cubiertas de ojos tan vivaces que los de Argos no se hubieran diferenciado de aquellos. Pero no malgastaré los versos, lector, en describir las formas de aquellos animales, hay otra intención que me llama poderosamente: pero si quieres saber cómo eran, lee a Ezequiel, quien los pinta según los vio venir desde el Septemtrión, con viento, nubes y fuego, y como los hales en esos escritos, así mismo eran aquí, salvo por las plumas; aunque en eso Juan está conforme conmigo y difiere de Ezequiel.

¿En que difieren los animales según el libro de Ezequiel y el de Juan? Espero pronto subsanar esa ignorancia que tengo de la Biblia. Aunque algo que sí noto es que el primer libro es del Antiguo Testamento y el segundo del Nuevo.

A continuación agrego la entrada que aparece en el Libro de los Seres Imaginarios, donde se habla sobre estos animales. Tal vez algún lector agregue nuevas explicaciones:

Jorge Luis Borges: Haniel, Kaftsiel, Azriel y Anael

«En Babilonia, Ezequiel vio en una visión cuatro animales o ángeles, «y cada uno tenía cuatro rostros, y cuatro alas» y «la figura de sus rostros era rostro de hombre, y rostro de león a la parte derecha, y rostro de buey a la parte izquierda, y los cuatro tenían asimismo rostro de águila.» Caminaban adonde los llevara el espíritu, «cada uno en derecho de su rostro», o de sus cuatro rostros, tal vez creciendo mágicamente, hacia los cuatro rumbos. Cuatro ruedas «tan altas que eran horribles» seguían a los ángeles y estaban llenas de ojos alrededor.
  Memorias de Ezequiel inspiraron los animales de la Revelación de San Juan, en cuyo capítulo IV se lee:

 Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y en medio del trono; y al derredor del trono cuatro animales llenos de ojos delante y detrás.  Y el primer animal era semejante a un león, y el segundo animal, semejante a un becerro, y el tercer animal tenía la cara como hombre, y el cuarto animal, semejante al águila que vuela.

Y los cuatro animales tenían cada uno por sí seis alas al derredor; y de dentro estaban llenos de ojos; y no tenían reposo día ni noche, diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor Dios Todopoderoso, que era, y que es, y que ha de venir.

  En el Zohar o Libro del Esplendor se agrega que los cuatro animales se llaman Haniel, Kaftsiel, Azriel y Anael, y que miran al Oriente, al Norte, al Sur y al Occidente.
  Stevenson preguntó que si tales cosas había en el Cielo, qué no habría en el Infierno. Del pasaje anterior del Apocalipsis derivó Chesterton su ilustre metáfora de la noche: «un monstruo hecho de ojos».
  «Hayoth» (seres vivientes) se llaman los ángeles cuádruples del Libro de Ezequiel; para el Sefer Yetsirah, son los diez números que sirvieron, con las veintidós letras del alfabeto, para crear este mundo; para el Zohar, descendieron de la región superior, coronados de letras.
  De los cuatro rostros de los «Hayoth» derivaron los evangelistas sus símbolos; a Mateo le tocó el ángel, a veces humano y barbado; a Marcos, el león; a Lucas, el buey; a Juan, el águila. San Gerónimo, en su comentario a Ezequiel, ha procurado razonar estas atribuciones. Dice que a Mateo le fue dado el ángel (el hombre), porque destacó la naturaleza humana del Redentor; a Marcos, el león, porque declaró su dignidad real; a Lucas, el buey, emblema de sacrificio, porque mostró su carácter sacerdotal; a Juan, el águila, por su vuelo ferviente.
  Un investigador alemán, el doctor Richard Hennig, busca el remoto origen de estos emblemas en cuatro signos del Zodíaco, que distan noventa grados uno del otro. El león y el toro no ofrecen la menor dificultad; el ángel ha sido identificado con Acuario, que tiene cara de hombre, y el águila de Juan con Escorpio, rechazado por juzgarse de mal agüero. Nicolás de Vore, en su Diccionario de astrología, propone también esta hipótesis y observa que las cuatro figuras se juntan en la esfinge, que puede tener cabeza humana, cuerpo de toro, garras y cola de león y alas de águila.»

#Dante2021 Purgatorio Canto XXIV: El arte de la fuga y los derechos del lector

El domingo estuve platicando sobre literatura y libros con Sonia Balderas. Al final de la charla mencionó los derechos del lector de Daniel Pennac. ahora que los leo con detenimiento, se me ocurre hacer un comentario de estos derechos aplicados en específico a la Comedia dantesca.

  1. El derecho a no leer.

¿Es necesario leer la Comedia? ¿Qué pasaría si, en un mundo distópico tipo Farenheit de Bradbury, fuera el único libro que quedara sobre la tierra? ¿ Qué pasaría si estuvieras en una isla desierta y sólo tuvieras ese libro para pasar los largos días? Aún en esas circunstancias creo que tenemos derecho a no leerla. Además con este libro pasa como con el Quijote, algo sabemos de ellos al menos de oídas. Y acaso sin saberlo, muchas cosas que pensamos o sentimos fueron inventadas por sus autores.

2. El derecho a saltarnos páginas

Creo que hay muchos cantos de la Comedia que no pueden gustar. Aunque en esta lectura no he sentido esa necesidad, creo que se puede prescindir leerla de principio a fin. Al menos no en los primeros intentos. De hecho, así me pasó a mí durante años. De vez en cuanto me animaba a leer los primeros cantos o algunas partes, luego saltaba a otros versos, finalmente desistía para una mejor ocasión.

3. El derecho a no terminar un libro

De esos múltiples intentos, a lo más que había llegado es a los primeros cantos del Purgatorio. Como el tono es tan distinto a las intensidades del Infierno, desistía. Así me pasó unas dos o tres veces. Aunque ahora me arrepiento de haber prologado tanto esta cita, creo que a cada lector le llega su hora.

4. El derecho a releer.

Hay libros que leemos una vez y es suficiente. Hay otros que releemos apasionadamente muchas veces. Cada quien tiene los suyos. Creo que releer un libro es comprenderlo mejor. En la primera lectura se escapan muchas cosas. ¿Releería la Comedia? De hecho, esta vez ya la leí completa y ahora la estoy releyendo para hacer los comentarios para el blog. A partir de enero de este año ha sido mi lectura de cabecera. aún con estas dos lecturas siento que me falta mucho por desentrañar. También siento que la Comedia llegó para quedarse y que no será la última vez que la relea. Sobre todo ahora que he encontrado un tesoro insondable, como la mejor poesía.

5. El derecho a leer cualquier cosa

Al principio de la segunda parte del Quijote, Cervantes cuenta su afición a leer cualquier papelillo tirado en la calle. El que tiene esa actitud no le da miedo leer cualquier cosa, ni los respetados y empolvados clásicos ni el libro vaquero.

6. El derecho al bovarismo.

El bovarismo hace referencia a la compulsión que tenía Madame Bovary, la protagonista de la novela de Flaubert, a leer novelas románticas. Tal vez Madame Bovary buscaba un Dante que la idolatrara tanto como el florentino a Beatriz. Así, ese personaje de ficción, rechazaba su mundo por un exceso de lectura que la hacían ilusionarse. Mucho del amor romántico que se retrata en las novelas románticas decimonónicas tiene el influjo del summo poeta.

7. El derecho a leer en cualquier sitio

Para los que nos gusta leer a la antigüita, es recomendable tener la Comedia en pequeños libros separados. Sin embargo, no importa la versión, a no ser las farragosas y con muchas notas, es un libro fácil de transportar.

8. El derecho a hojear

Creo que ya conté que el libro del que tengo más versiones es la Comedia. ¿Por qué este vicio? Tengo afición por los libros bellos y baratos. De las siete versiones que tengo, seis las conseguí en librerías de viejos o en mercados de pulgas. Durante años, sin a atreverme a leer, navegaba por las misteriosas páginas, unas en poesía otras en prosa, hay libros que da placer hojearlos.

9. El derecho en voz alta

El valor musical de la poesía se percibe con mayor intensidad si se lee en voz alta. También tenemos derecho a leer a Dante en voz alta en italiano aunque no entendamos ni pío.

10. El derecho a callarnos

Yo divido mi lectura de un canto diario en tres tiempos. En el primero que me lleva no más de quince minutos leo el canto completo. La segunda parte, me siento en mi sillón y dejo que el silencio que dejaron las palabras durante un rato hable en mi interior. La tercera parte es lo que escribo en el blog y después me callo hasta el otro día.

En el canto XXIV hay un terceto bellísimo y enigmático:

Ed io a lui: I´mi son un che, quando

Amore spira, noto, ed a quel modo

Che detta dentro, vo significando

(Yo soy el que, cuando se siente inspirado por el amor, le doy cabida en mi mente, y compongo los cantos en el tono que propio sentimiento me dicta interiormente)

Tengo una teoría respecto a la composición poética de la Comedia. Espero no malinterpretar mucho el texto, pero los tercetos me parecen una especie de fractales que se van desenvolviendo a lo largo del poema. Por ello cuando se acaba la lectura parece que podrían seguir concatenándose tercetos infinitamente. Pero decir que son fractales tal vez no sea lo más preciso. Tal vez sea mejor llamarlo un extraño arte de la fuga por medio de palabras.

La fuga según la wikipedia es:

Un género musical en el cual se superponen ideas musicales llamadas sujetos. Su composición consiste en el uso de la polifonía vertebrada por el contrapunto entre varias voces o líneas instrumentales (de igual importancia) basado en la imitación o reiteración de melodías en diferentes tonalidades y en el desarrollo estructurado de los temas expuestos. 

Como se sabe, el artista de la fuga hacia Dios es Bach. Hace un par de días, escuchando su arte de la fuga, se me ocurrió hacer el símil con la Comedia. En el caso del poema ese sujeto serían cada uno de los tercetos en los que está compuesto el poema. La polifonía de voces se iría enlazando conforme avanza el poema y se reiteran melodías y tonalidades, imágenes y símbolos. en cada terceto desde el primero hasta el último está contenida la larga metáfora sobre la condición humana que es todo el poema.