La misteriosa relación entre poesía y profecía, es algo que me he venido cuestionando en el último par de años. ¿Cualquier tipo de poesía o sólo la místico religiosa? Me parece que la poesía, o más bien, el don poético también tiene algo de profético. Por eso Ezra Pound dijo que los poetas eran las antenas de la raza. Cuando esas antenas se dirigen a calibrar los problemas políticos y sociales de su tiempo, muchas veces la poesía es acompañada de un don profético ¿En qué consiste ese don?
En el canto XVII se aborda esta problemática desde el inicio. Dante se encuentra ansioso por expresar su pensamiento, sus deseos, sus dudas. Beatriz le contesta que lo exprese tal como sale del corazón, no para que lo exprese con palabras porque eso no es necesario puesto que, como ya se nos dijo cantos atrás, las almas pueden conocer los pensamientos antes de ser expresados, sino para que aprenda a comunicarse mejor. Entonces el poeta le pregunta a su bisabuelo qué le depara la fortuna. Y se lo pide con una hermosa metáfora temporal: «pues cuando podemos proveer la trayectoria de la flecha, por lo menos podemos hacer que llegue más lentamente». Detengámonos un momento y reparemos un poco en que la flecha de por sí ya tiene una trayectoria. Por eso, líneas adelante, Caccsiaguida le contesta así:
Todos los acontecimientos que no exceden el alcance de la naturaleza humana, se encuentran ya imaginados por la mente del Eterno, de lo que no se puede inferir que tales cosas deban ocurrir por fuerza; así como el navegar de una barca corriente abajo no es producido por la barca que lo contempla., de igual manera que llega a tus oídos el sonido del órgano, yo percibo los sonidos que los tiempos te deparan
Entonces el bisabuelo le habla sobre su exilio y sus causas. Le dice que el influjo de las estrellas tal y como estaban alineadas el día de su nacimiento, le dan tal influencia en sus acciones que se perpetuarán en la memoria de las gentes. También le habla sobre «el buen Enrique» que habrá traer muchos cambios y transformaciones «haciendo que los ricos y los pobres cambien de condición.» Termina su profecía diciéndole que no debe albergar rencores a sus paisanos, porque podrá superarlo todo y su vida se prolongará más allá de allá del justo castigo que todos ellos habrán de recibir.. Dante contesta que bien sabe que el tiempo que se aproxima bien sabe que le asestará duros golpes y que tomará la precaución debida para que lo que digan sus escritos no le hagan perder todo lo que ama. Sin embargo, dice que este viaje por el más allá le ha revelado verdades que serán amargas para muchos, pero que si es demasiado prudente» corro el riesgo de que mi nombre pase a la posteridad deslucido, y que pierda el aprecio de los que vivan después de mí».
Este no es el único canto que se refiere al tema profético-poético, pero creo que en ninguno hay un desarrollo de cabo a rabo sobre el asunto. Ahora bien, ¿de qué manera lo poético se transforma en profético? Santayana explica este don en el summo poeta:
Su bien definido ideal, siempre presente, aguzaba su mirada para el flujo y reflujo de las cosas, hacía su experiencia individualmente más acerba y su visión de conjunto más prolongada y sostenida. Dante leía e interpretaba la Italia contemporánea como los profetas hebreos leían e interpretaban los signos de su tiempo, y cualquiera que sea la tolerancia de nuestro juicio crítico sobre las generosas ilusiones de todos ellos, no puede haber duda de que la integridad de su alma y el carácter profético absoluto de sus juicios hacían vigorosa su visión de los hechos particulares y enteramente subyugadora su percepción de las amenazas de dicha o infortunio.
Recuerdo que al inicio de la lectura de la Commedia planteaba que existe una especie de método interpretativo de la realidad y que si lo desentrañamos nos permitirá afrontar mejor nuestro presente. falta mucho para que mis limitadas fuerzas puedan desentrañar ese método, pero creo que algo he avanzado y ya no es tan nebulosa mi intuición.
Hace un par de días retomaba la metáfora de Santayana, según la cual, Dios es un productor de alegorías en la filosofía de Dante. Supongamos sin conceder, que el universo en el que nos encontramos, fue creado como una inmensa e infinita alegoría. Supongamos que a una de esas creaciones, el ser humano, le fue otorgado ese mismo don por medio del cual sus creaciones son alegorías y también su manera de conocer la realidad es esencialmente alegórica, aparte de literal, anagógica y moral. Estas serían una especie de categorías kantianas, pero metafóricas simbólicas y poéticas. Si nuestra hipótesis fuera cierta, cada acto por mínimo que sea, sobre todo cada acto humano que ya está en la mente Eterna, es un acontecimiento que forma parte de la historia universal. ¡Qué diferente parecen así nuestros hechos políticos en nuestros días! El arte poético-profético sería la capacidad que tuviera cada uno de intensificar la experiencia de hechos claves y encontrar una especie de puntos nodales donde se lograra comprender mejor nuestro presente y nuestro futuro. Ni siquiera tienen que ser los grandes acontecimientos que se relatan en los libros de historia. Este arte incluye al sujeto cognoscente y por lo tanto se vincula a su historia personal. Sin embargo, no me resisto a poner un ejemplo que está a flor de piel y que es, si no de interés general, sí de conocimiento general. Me refiero al asesinato del afroamericano George Floyd, a manos de un policía. En los medios de comunicación pasaron una y otra vez las escenas y los gritos desesperados y agonizantes donde se escuchaba un insistente: I can’t breathe. El resto es historia. Pero si lo interpretamos desde la filosofía de la historia dantesca, desde hace más de un año, hasta la naturaleza parece gritarnos: ¡No puedo respirar!