Tanto de Sancho como de don Quijote son famosas algunas de sus sentencias y discursos que van ensartando a lo largo de sus andanzas. Tanto es así, que la voz popular quiere adjudicarles dichos que en la novela no aparecen. Tal es el caso de aquella famosa que anda de boca en boca y de meme en meme y que según dice el caballero a su escudero: «Si oyes ladrar los perros Sancho, es señal que vamos pasando». A mí eso de injertarle dichos a don Quijote y su escudero que ellos nunca pronunciaron me parece es la prueba de la vitalidad y versatilidad de los dos personajes. Incluso a mí me pasaba de niño que yo creí que habían sido personas reales. Creo que esto les pasa a muchas personas. Así de vivos están en nuestra mente colectiva. En fin, todo esto porque en este capítulo encontré una frase que dice don Quijote a la sazón de la golpiza que acaban de recibir: «Con esto te hago saber, hermano Panza, que no hay memoria a quien el tiempo no acabe, ni dolor que muerte no le consuma.»
Quijote Cap. XIII
No puedo dejar de comparar la idealización que hace don Quijote de su señora Dulcinea y la que hace Dante de Beatriz en la Divina Comedia y otras de sus obras. Y creo que así como Cervantes, de manera muy sutil se burla de los altos y manidos valores de la tradición literaria, también se burla de las idealizaciones sobre el amor. Es por ello que el largo diálogo entre Vivaldo y Don Quijote que versa sobre la caballería y el amor que profesan a sus señoras, en el fondo venga tan de molde y sea tan irónico en comparación a la escena del muerto Grisóstomo que va en andas muerto por el amor no correspondido de Marcela. El amor en la modernidad en ciernes sería otro cantar. Por eso don Quijote es ridículo, lo mismo que Grisóstomo es patético, persiguiendo el viento y dando voces a la soledad.
Quijote XII
Se sabe poco de la vida de Cervantes, lo que ha dado pie a acrecentar el mito y la fabulación en torno a los sucesos y experiencias más significativos de sus obras. Sabemos que estuvo preso y que peleó en la batalla de Lepanto con singular valentía. También que era cobrador de impuestos y que ese trabajo le permitió conocer su tierra, entre otras muchas minucias. Pero de su personalidad sabemos poco y lo que sabemos está aderezado por la petrificación que quiere ver en cada genio un dechado de virtudes. Sin embargo, por lo que se lee en el Quijote, la concepción que el alcalaíno tenía de las mujeres es muy liberal para su tiempo. Tal es el caso de la «remilgosa Marcela» que pese a su belleza, decide no casarse y causa las penas de cuantos la miran. La historia de Marcela y el estudiante Grisóstomo (no hay que olvidar que Cervantes siempre se burla de los académicos y doctos casi siempre estudiantes de Salamanca) muestra esa rebeldía de las mujeres cervantinas más representativas, cuya excepción es la sin par Dulcinea, real sólo en las ensoñaciones de don Quijote.
Quijote Cap. XI
Dicen del Quijote que es una novela de crítica ácida ante todas las utopías habidas y por haber. Aunque creo que es verdad, a mi me parece que en este capítulo se trasluce una admiración cervantina por el mundo rústico. De ahí el largo discurso de don Quijote sobre los siglos dorados cuando no había ni tuyo ni mío. Desde luego el alcalaíno acto seguido nos dice que esa larga arenga bien se pudiera excusar. Pero ya se sabe, con Cervantes o Cide Hamete, hay que andar con cuidado, porque como dice una cosa dice otra. Además, ¿Quién no siente respeto ante los cabreros que incluso le curan su herida a don Quijote, sin necesidad de mágicos brebajes, sino simple y sencillamente con sal y romero?
Quijote Cap. X
Hay capítulos como este donde se narra la frugal comida de caballero y escudero, donde, por su patetismo, se hace más evidente que no, don Quijote no es un héroe que encarna los más altos ideales ni es una transfiguración de Cristo o un soñador que lucha contra las bajezas del sublunar mundo. No, la historia que se nos narra, a veces de forma triste, a veces de forma alegre, casi siempre combinadas las dos cosas, es la historia de un fracasado que no soportó su fracaso. Por algo Freud (gran admirador de la obra cervantina, pues aprendió español para leerla en su idioma original) dijo que el Quijote es el primer psicoanálisis.
Don Quijote Cap 1
-¿Por qué leer el Quijote y no una novela más «actual»?
– No soy un gran lector de novelas, pero de las que he leído ninguna tiene ese estilo simple, sonoramente significativo y feliz que tiene la obra cervantina. Dicen que todas las artes aspiran a la música. En la novela no hay mejor logro de esa aspiración. Además, me he dado cuenta de algo, mucho de lo que pasa por la novedad del momento resulta ya fue abordada y de mejor forma en el Quijote.
Pues bien, ya estamos en el primer capítulo: ¡Qué terrible e irónica maquinaria para burlarse desde el principio de él mismo y de los demás doctos que se enferman de literatura! ¡Y también para burlarse de la propia literatura! Léase la Ilíada después de su lectura, por ejemplo, y qué absurdo y patético nos parecerá el heroísmo aristocrático del soberbio Aquiles. Hay, pues, una triste amargura y una alegría y una desenvoltura inauditas en ese milagro que es el Quijote.
Vamos a enfermarnos de literatura: Mañana inicia lectura del Quijote
Desocupado lector o desocupada lectora, bien es conocido que don Quijote se enfermó de literatura. Yo te propongo que nos enfermemos de esa rara enfermedad. De nada nos va a servir y es posible que las cosas empeoren en tu vida, no por la lectura del inmortal libro, sino por el colapso y la pandemia informática, cultural y natural que padece nuestra civilización. No nos curará, pero nos hará pasar horas felices en estos tristes tiempos. Dostoievski dijo que el Quijote es una obra para el fin del mundo y lo que hoy estamos viviendo se le parece mucho. Mañana iniciamos con el prólogo y los siguientes días se leerá un capítulo por día. Te invito a que participes.
Arturo Herrera