Luis Espinoza Sauceda
VIDA ESPIRITUAL DEL PUEBLO DE BACA, CHOIX, SINALOA
Ahora que cada vez menos hombres y mujeres caminan por las veredas de los montes, hoy que el río es menos caudaloso, en estos tiempos que difícilmente los arroyos y aguajes retienen agua por toda la temporada, con admiración y gracia recuerdo las creencias de mi pueblo.
La huitlacoche, vamos a hacer fiesta
Para las familias que están tristes o tienen mucho tiempo que no reciben la visita de un amigo a familiar, la huitlacoche al alba canta la llegada de una visita muy esperada. Son albricias, alguien nos va a visitar –decía mi mamá-. Se posa en los arboles del patio y desciende a la tierra que picotea, acompañada de su inquieto canto. Es la señal a la familia para preparar una comida especial de recibimiento a la visita tan deseada. La huitlacoche, así se llama un son de los matachines que tanto gusta a los danzantes de mi pueblo, en alusión a esta ave encantadora.
El peyote, suerte divina
Representa el amuleto más preciado. Más que observar los tiempos y cuidar para donde sopla el viento, el cazador siempre está buscando la omnipresencia, el don divino de saber encontrar al venado. Aunque difícilmente el cazador de temprana edad lo obtendrá, puesto que para obtenerlo deberá cazar muchos venados hasta encontrarse con su suerte. Quizás por eso, el cazador siempre es muy discreto cuando consigue cazarlo. El peyote, se dice que se constituye de una piedra de color transparente o de diversos colores que el cazador debe resguardarlo en una bolsa de cuero, con discreción y perspicacia porque es su suerte. De aquí viene el dicho, cuando una persona tiene mucha suerte le refieren: parece que tienes peyote. Además, el venado está inmortalizado en la danza de estos pueblos indígenas del norte.
La culebra azul, corriente de agua
Los lugares donde existen aguajes se cree que existe una culebra muy grande que atrae el agua en cada uno de ellos, que hace en aguas y secas –como comúnmente se generaliza todas las estaciones del año– se mantenga abundante. Siempre recomiendan respetar la vida a la madre del aguaje. Aunque también se pinta en el cielo para llevar lluvias torrenciales.
El tapacaminos, ave de mal agüero
No existe peor desgracia que encontrarte por la vereda un tapacaminos; lo mejor es no continuar tu paso, regresarte al lugar de donde se salió porque de atender la intención, se espera la enfermedad o la muerte de un familiar o ser querido. Es un ave de tempestades, nocturna por naturaleza, se revolotea en el polvo de la tierra y a paso ágil te seduce para conseguir tus pisadas. Es posible que únicamente la conozcas por pláticas.
El tecolote, encarna un mal puesto
El temor nocturno para toda persona está en que por la noche llegue a tu casa a cantar el tecolote, que explica bien el refrán que “cuando el tecolote canta, el indio muere”. Está vinculado al hechicero, al agorero que por las noches se acerca a la persona que desea anunciarle que algo malo está por pasarle en la vida, como es la enfermedad o la muerte.
El guaco, ave de la lluvia
Después de temporadas de sequías, se espera con ansias el canto de esta ave de paso, que se cree desciende de la sierra, como avanzada, para anunciar la llegada de abundantes lluvias y la estabilización de los ciclos. Únicamente se conoce por su pregón: guaco.
El Camanteopo, cuna del pascola
Siguiendo los lugares sagrados para los pascolas están las riberas del río Fuerte, precisamente uno de ellos, conocido como Camanteopo, donde se iniciaban los que de verdad querían poseer la magia de la fiesta. De acuerdo a los antecedentes de los últimos viejos de la fiesta, siempre estuvo a cargo de un solo líder (el viejo), el encargado de sacar la iguana en las fiestas en el pueblo. (Para abundar más sobre el tema se puede consultar el link: http://riodoce.mx/cultura-arte/los-camanteopos-en-la-cosmovision-yoreme).
La vida espiritual del pueblo de Baca es grande y basta, que abreva en sus tierras y aguas y espacios míticos, pueda que espere el canto del huitlacoche o salte el escurridizo venado.