Trebejos: meditaciones sobre el alma de las cosas. Columna de Arquímedes


Él ha encontrado el punto de Arquímedes, pero lo ha utilizado contra sí mismo, es evidente que sólo con esa condición le ha sido permitido encontrarlo. Franz Kafka

Algo sobre el autor:

Su verso favorito es de Fernando Pessoa «¡Ah, no ser toda la gente y estar en todas partes!». Arquímedes, su seudónimo, hace referencia al famoso matemático griego. Su tarjeta de presentación dice abajo de su verdadero nombre: lector de poemas.

Trebejos: meditación sobre el alma de las cosas

Presentación:

Mi versos favoritos son de Alberto Caeiro, uno de sus 72 heterónimos de Fernando Pessoa:

«Hay bastante metafísica en no pensar en nada

¿Lo que pienso del mundo?

¿Sé yo lo que pienso del mundo?

Si me enfermase, pensaría»

Hoy que el cuerpo social está enfermo de gravedad, es necesario pensar hasta como estrategia de sobrevivencia.

En la mañana, mientras leía el periódico, me encontré con la noticia de que, según el gobierno, en el mes de junio se reanudaran las clases presenciales en las escuelas. Ya llevan un año anunciando lo mismo cada tanto tiempo. Es cierto que la vacuna ha reanudado las esperanzas de amplios sectores de la población. Pero, pensemos un poco y borremos las brumas del dañino optimismo. Aunque se lograra vacunar a todos los maestros del país, lo que va a llevar su tiempo, aún falta por vacunar a los estudiantes. Se puede argumentar que con los maestros vacunados ya se puede regresar a clases. Sin conceder, suponiendo que los padres de familia y los propios estudiantes decidieran regresar a la escuela y arriesgarse al contagio, aún así el regreso será paulatino. En el corto y el mediano plazos si acaso llegaremos a clases mixtas. Uno o dos días clases presenciales y la mayoría con educación a distancia, como desde le inicio de la pandemia. Aceptémoslo, la educación entró en un gran reseteo al igual que la totalidad del sistema capitalista y en los próximos años las relaciones sociales cambiaran drásticamente.

En un breve y puntual artículo titulado La jaula 5.0 del periódico la Jornada, Ilán Semo en enero de este año, nos explicaba que la jaula de hierro que predominó en el siglo XX, se está transformando a pasos acelerados en una jaula digital: «sin afuera ni límites predecibles». En ese mismo artículo explicaba que un alto funcionario de American Móvil, una de las más grandes corporaciones a nivel mundial, hizo una consulta con 50 expertos después del confinamiento a causa del confinamiento por la pandemia. Si los expertos consultados tienen razón, nos esperan años, incluso décadas difíciles. Rescato los puntos 1,5 y 9 de los nueve en los que Semo sintetiza las tendencias que se avizoran en un futuro próximo:

1. La situación actual, que es vista como un paréntesis de excepción pandémico, ya contiene los elementos esenciales de lo que será la nueva normalidad. En otras palabras, la nueva normalidad se asemeja mucho a lo que estamos viviendo en estos momentos.

5. Las casas se adaptarán al trabajo diario. Se abrirá una nueva época en el diseño, construcción y adecuación de interiores. Éstas serán los engranajes centrales de la jaula 5.0. La vida en sociedad –llámese oficina, fábrica, universidad, ONG, cine, cantina, etcétera– se reducirá gradualmente. Lo que quedará es un mar de vidas moleculares. Las cenas con los amigos, la familia o eventos casuales sucederán de vez en cuando durante el mes.

9. La educación nunca regresará a lo que era. Será sustituida por la enseñanza a distancia o, a veces, los sistemas híbridos. Desaparecerá el estudiantado como fuerza política, social e intelectual.

https://www.jornada.com.mx/2021/01/23/opinion/014a1pol

¿Puede hablar el sujeto subalterno? se pregunta la filósofa Spivak. Cuando el mundo se nos está convirtiendo en un enorme campo de concentración con un panóptico digital, en cierta medida, aunque hoy hablamos y escribimos como nunca en la historia, el espacio virtual es una cámara de ecos, donde hay mucha comunicación e información pero no hay comunidad. Es decir, por más que hablemos, estamos como enmudecidos por nuestro propio ruido.

Ahora bien, si mi casa, en específico mi habitación-biblioteca-taller, en donde ahorita escribo estas líneas, será durante algún tiempo mi lugar de trabajo, más me vale adaptarla lo mejor posible. Informar sobre ese proceso de adaptación es lo que compartiré todos los jueves en esta columna a la que he llamado Trebejos: meditación sobre el alma de las cosas.

Mi abuela tenía facilidad y gracia para decir las palabras. Cuando un cuarto de su casa estaba lleno de cosas abandonadas (ropa, maquinas de cocer, hilos, cazuelas, cuadros y fotos arrumbadas, clavos, monedas, botones, cartas de amor con olor a viejo) decía que había un trebejerío. Trebejos también se le dice a las piezas de ajedrez. Pues bien, en la tesis I sobre la Filosofía de la Historia, Walter Benjamin, explica su interpretación sobre el materialismo histórico con la alegoría del enano jiboso y feo que escondido en una mesa mueve los hilos de un autómata y gana todas las partidas. Ese enano es la teología. ¿A qué teología se refiere Benjamin? Creo que independientemente de las creencias religiosas del filósofo judío, a lo que nos invita es regresar al alma a su materialidad en los entes de este mundo: regresar al anima mundi. Solo así se puede entender su insistencia en unir teología (ciencia del alma y Dios) con el materialismo histórico (ciencias de los seres humanos). Hay algo más que quiero agregar a este respecto. Hay muchos comentaristas que han escrito sesudos análisis sobre las tesis de Benjamin. Estoy seguro que esa abundancia le hubiesen sorprendido sobre un escrito que fue redactado para que lo leyeran sus amigos. Sin embargo, en las interpretaciones que he leído (en realidad son pocas), nadie habla del juego del ajedrez en sí. Lo toman como una simple metáfora, siendo que el filósofo alemán era aficionado al deporte ciencia. Hablar de ajedrez es hablar de estrategia y táctica; es hablar en términos políticos. El ajedrez es la vida decía el gran Bobby Fisher. La vida imita al ajedrez diría más adelante el ogro de Bakú, Kasparov. Hay mucho misterios que rodea a este juego que inventaron los dioses para regalarlo a los hombres. A mí me parece bastante misterioso que el tablero de ajedrez tenga sesenta y cuatro casillas, el mismo número que los hexagramas del I Ching, libro de las mutaciones y el mismo número de codones en el lenguaje del ácido nucleico según explica Crick en su libro la vida misma. En fin, que hay mucho misterio en coincidencias como estas, de las cuales me declaro poco apto para desentrañar. No sólo porque soy mal ajedrecista y entiendo poco de este juego complejísimo y que demanda mucho tiempo y estudio que no le he dedicado, sino porque en asuntos de teología y materialismo entiendo menos.

Así, lo que vaya compartiendo en esta columna, me ayudará a profundizar en temas que he tocado muy por encimita. Sobre todo, me ayudará a contrarrestar el terror a lo inminente en el que estamos inmersos. Ese terror se refiere a que huimos de lo que tenemos delante de nosotros, esos trebejos de los que antes hablaba. Las cosas y personas que nos rodean. Los más próximos y cercanos. ¿Qué significa meditar sobre esos objetos y sujetos? La clave me la dio mi maestro Carlos Cortéz del posgrado en Desarrollo Rural. En una ocasión nos estaba tratando de explicar el Capital de Marx, nos dijo una frase que se me quedó grabada: En este vaso, dijo, está contenida la historia del universo. ¿No es maravilloso, incluso mágico pensar sobre las cosas de esa manera? Recordé a este profesor ahora que leí el libro del biólogo que descubrió la estructura del ADN, el antes citado Francis Crick. Al inicio de su ensayo, La vida misma, su origen y naturaleza, señala:

Para mí es notable que este asombroso descubrimiento, la inmensa vastedad y vacuidad del espacio, no haya atraído la atención de los poetas y de los pensadores religiosos. La gente se siente feliz al considerar la omnipotencia de Dios- cuando más, una proposición dudosa-, pero no esta dispuesta a meditar de forma creativa sobre el tamaño de este extraordinario universo en el cual, y no por su propia virtud, se halla…Es casi como si la total insignificancia de la Tierra y la delgada película de su biósfera hubiesen paralizado por completo su imaginación, como si fuera demasiado temible contemplarlo y, por consiguiente, mejor desdeñarlo.

Virginia Wolf decía que un escritor lo que necesita es una habitación propia. En mi caso, no siempre he corrido con esa suerte y, ahora que la tengo, no sé cuanto dure esta dicha. De los indígenas hñähñu aprendí que un humilde cuarto puede ser un lugar de reflexión y conocimientos que a la larga sí hacen comunidad. Mientras pueda, haré estas meditaciones sobre el alma de las cosas que he ido juntando en en mi habitación. Meditación según la Wikipedia se refiere:

A un amplio espectro de prácticas que incluyen técnicas diseñadas para promover la relajación, construir energía interna o fuerza de vida (, ki, chi, prāṇa, etc.) y desarrollar compasión,3​ amor, paciencia, generosidad y perdón.

Por medio de la escritura y otras técnicas voy a compartir lo que medite sobre las cosas que me rodean y su relación con este infinito, y en su mayoría vacío, universo en el que navegamos como una partícula insignificante a la que llamamos planeta Tierra. Precisamente creo algo cambiará cuando tengamos conciencia planetaria sobre esa radical insignificancia de la que tanto huimos según Francis Crick. Así tal vez podamos experimentar el mundo de lo inmensamente pequeño y lo inmensamente grande como algo familiar. Somos una caña pensante ante el vasto universo, decía Pascal. En esta época de narcisismo y positivismo tóxico, que ese pensar nos haga sentir el brevísimo pestañear del tiempo que dura una vida, que nos haga sentir el vacío, la negatividad, la muerte, la enfermedad y la nada como parte de nosotros.

#Dante2021 Purgatorio Canto XXIV: El arte de la fuga y los derechos del lector

El domingo estuve platicando sobre literatura y libros con Sonia Balderas. Al final de la charla mencionó los derechos del lector de Daniel Pennac. ahora que los leo con detenimiento, se me ocurre hacer un comentario de estos derechos aplicados en específico a la Comedia dantesca.

  1. El derecho a no leer.

¿Es necesario leer la Comedia? ¿Qué pasaría si, en un mundo distópico tipo Farenheit de Bradbury, fuera el único libro que quedara sobre la tierra? ¿ Qué pasaría si estuvieras en una isla desierta y sólo tuvieras ese libro para pasar los largos días? Aún en esas circunstancias creo que tenemos derecho a no leerla. Además con este libro pasa como con el Quijote, algo sabemos de ellos al menos de oídas. Y acaso sin saberlo, muchas cosas que pensamos o sentimos fueron inventadas por sus autores.

2. El derecho a saltarnos páginas

Creo que hay muchos cantos de la Comedia que no pueden gustar. Aunque en esta lectura no he sentido esa necesidad, creo que se puede prescindir leerla de principio a fin. Al menos no en los primeros intentos. De hecho, así me pasó a mí durante años. De vez en cuanto me animaba a leer los primeros cantos o algunas partes, luego saltaba a otros versos, finalmente desistía para una mejor ocasión.

3. El derecho a no terminar un libro

De esos múltiples intentos, a lo más que había llegado es a los primeros cantos del Purgatorio. Como el tono es tan distinto a las intensidades del Infierno, desistía. Así me pasó unas dos o tres veces. Aunque ahora me arrepiento de haber prologado tanto esta cita, creo que a cada lector le llega su hora.

4. El derecho a releer.

Hay libros que leemos una vez y es suficiente. Hay otros que releemos apasionadamente muchas veces. Cada quien tiene los suyos. Creo que releer un libro es comprenderlo mejor. En la primera lectura se escapan muchas cosas. ¿Releería la Comedia? De hecho, esta vez ya la leí completa y ahora la estoy releyendo para hacer los comentarios para el blog. A partir de enero de este año ha sido mi lectura de cabecera. aún con estas dos lecturas siento que me falta mucho por desentrañar. También siento que la Comedia llegó para quedarse y que no será la última vez que la relea. Sobre todo ahora que he encontrado un tesoro insondable, como la mejor poesía.

5. El derecho a leer cualquier cosa

Al principio de la segunda parte del Quijote, Cervantes cuenta su afición a leer cualquier papelillo tirado en la calle. El que tiene esa actitud no le da miedo leer cualquier cosa, ni los respetados y empolvados clásicos ni el libro vaquero.

6. El derecho al bovarismo.

El bovarismo hace referencia a la compulsión que tenía Madame Bovary, la protagonista de la novela de Flaubert, a leer novelas románticas. Tal vez Madame Bovary buscaba un Dante que la idolatrara tanto como el florentino a Beatriz. Así, ese personaje de ficción, rechazaba su mundo por un exceso de lectura que la hacían ilusionarse. Mucho del amor romántico que se retrata en las novelas románticas decimonónicas tiene el influjo del summo poeta.

7. El derecho a leer en cualquier sitio

Para los que nos gusta leer a la antigüita, es recomendable tener la Comedia en pequeños libros separados. Sin embargo, no importa la versión, a no ser las farragosas y con muchas notas, es un libro fácil de transportar.

8. El derecho a hojear

Creo que ya conté que el libro del que tengo más versiones es la Comedia. ¿Por qué este vicio? Tengo afición por los libros bellos y baratos. De las siete versiones que tengo, seis las conseguí en librerías de viejos o en mercados de pulgas. Durante años, sin a atreverme a leer, navegaba por las misteriosas páginas, unas en poesía otras en prosa, hay libros que da placer hojearlos.

9. El derecho en voz alta

El valor musical de la poesía se percibe con mayor intensidad si se lee en voz alta. También tenemos derecho a leer a Dante en voz alta en italiano aunque no entendamos ni pío.

10. El derecho a callarnos

Yo divido mi lectura de un canto diario en tres tiempos. En el primero que me lleva no más de quince minutos leo el canto completo. La segunda parte, me siento en mi sillón y dejo que el silencio que dejaron las palabras durante un rato hable en mi interior. La tercera parte es lo que escribo en el blog y después me callo hasta el otro día.

En el canto XXIV hay un terceto bellísimo y enigmático:

Ed io a lui: I´mi son un che, quando

Amore spira, noto, ed a quel modo

Che detta dentro, vo significando

(Yo soy el que, cuando se siente inspirado por el amor, le doy cabida en mi mente, y compongo los cantos en el tono que propio sentimiento me dicta interiormente)

Tengo una teoría respecto a la composición poética de la Comedia. Espero no malinterpretar mucho el texto, pero los tercetos me parecen una especie de fractales que se van desenvolviendo a lo largo del poema. Por ello cuando se acaba la lectura parece que podrían seguir concatenándose tercetos infinitamente. Pero decir que son fractales tal vez no sea lo más preciso. Tal vez sea mejor llamarlo un extraño arte de la fuga por medio de palabras.

La fuga según la wikipedia es:

Un género musical en el cual se superponen ideas musicales llamadas sujetos. Su composición consiste en el uso de la polifonía vertebrada por el contrapunto entre varias voces o líneas instrumentales (de igual importancia) basado en la imitación o reiteración de melodías en diferentes tonalidades y en el desarrollo estructurado de los temas expuestos. 

Como se sabe, el artista de la fuga hacia Dios es Bach. Hace un par de días, escuchando su arte de la fuga, se me ocurrió hacer el símil con la Comedia. En el caso del poema ese sujeto serían cada uno de los tercetos en los que está compuesto el poema. La polifonía de voces se iría enlazando conforme avanza el poema y se reiteran melodías y tonalidades, imágenes y símbolos. en cada terceto desde el primero hasta el último está contenida la larga metáfora sobre la condición humana que es todo el poema.

#Dante2021 Purgatorio Canto XII: Las imágenes y el mundo virtual

La Commedia es un poema de la imagen. En esto es muy católico y muy opuesto al puritanismo protestante. El genio de Dante es bastante visual-histórico. En el canto XII esto se muestra intensamente:

También vi a Troya, hecha escombros y cenizas. ¡Oh Ilión! ¡Cuán triste y ruinosa te pintaba el cuadro que ahí aparecía ante mis ojos! ¿Quién fue el gran artesano de pintura y cincel que ahí trazo las figuras y las acciones que podrían causar admiración en el más sutil de los ingenios? Muertos parecían los muertos, y los vivos parecían realmente gozar de la vida.

Me parece que la Commedia, en cierto modo, prefigura la fotografía y la imagen cinematográfica. También prefigura el mundo virtual en el que navegamos y su posible crítica. Hoy las imágenes invaden nuestra vida a una velocidad de vértigo. Todas esas imágenes a las que prestamos escasa atención o las banalizamos como los memes, dicen mucho de la ideología hegemónica en la que estamos inmersos. Me parece que un poema como el que estamos leyendo nos invita a fijarnos mejor en esas imágenes. Necesitamos esa crítica. Como plantea John Berger:

Cada fotografía es, en realidad, un medio de comprobación, de confirmación y de construcción de una visión total de la realidad. De ahí el papel crucial de la fotografía en la lucha ideológica. De ahí la necesidad de que entendamos un arma que estamos utilizando y que puede ser utilizada contra nosotros.

Esto que Berger dice sobre la fotografía lo podemos aplicar a cualquier imagen que circula por internet. ¿Y si tratamos de comprender cada imagen virtual de forma alegórica? ¿Y si la analizamos como una confrontación personificada entre el sujeto capital y el sujeto de carne y hueso? ¿O entre el ciudadano de a pie y el político tranza?

Tenemos mucho que discutir y debatir y tenemos que organizarnos para lo que se nos viene encima. El camino es largo y hay que tratar de hacerlo de la mejor manera posible. Nosotros apenas vamos empezando por estos medios. Te invitamos a participar en este nuestro primer concurso de fotografía y dibujo.

Nota 7

Escribo Pozo de Agua en Google y en .72 segundos me muestra al rededor de 53,100,000 de resultados. Posteriormente escribo Pozo de Agua I Ching y en .60 segundos descarga  574,000 entradas. Aunque es una cantidad considerablemente menor a lo que arroja Google sobre los pozos de agua en general, no deja de ser una cifra abrumadora. ¿Qué se puede decir distinto? ¿Vale la pena intentar decir algo nuevo o es mejor navegar por ese mar de información y hacer una selección hasta donde me den mis fuerzas?

Google no se tarda ni un segundo en arrojar toda esa información sobre el hexagrama. El monstruo digital es un experto en captar el instante de manera mucho más eficaz de la que lo podrían hacer los humanos. Sin embargo, el lenguaje binario que utiliza el buscador y en general la red digital, es el mismo que, desde hace miles de años, utiliza el I Ching. ¿Es posible conformar una estrategia poética para vislumbrar una posible vía de desalienación? En otras palabras ¿es posible poner a nuestro servicio la tecnología o nos encaminamos a una servidumbre mundial sin precedentes, el tecnototalitarismo del que algunos pensadores advierten? Tal vez ese sea el gran meollo de la cuestión en la que estará inmiscuida la humanidad a lo largo de este joven siglo XXI.

Y es que solemos imaginarnos el dominio de la inteligencia artificial en forma de robots a imagen y semejanza del ser humano. Así, pasamos por alto que tal vez ese dominio está ya sucediendo frente a nuestras narices. La máquina tiene forma de red que se alimenta de Psique, tal cual algunas películas icónicas como Matrix nos lo advirtieron hace ya algunas décadas. ¿Qué tipo de estrategia establecer? En divagaciones como estas gasto mi tiempo entre clase y clase. Por hoy es suficiente: estoy a punto de iniciar mi sesión de zoom con mis alumnos de la materia en Finanzas Corporativas.