Hoy di de baja mis redes sociales. Las cuatro que considero más perniciosas: el feisbuk, tuiter, instagram y whatsapp. No me cuesta mucho trabajo desprenderme de estas redes y en realidad, a excepción del whats, no paso mucho tiempo en ellas. Aún así, se me hace un exceso estar conectado aunque sea esporádicamente. Para no extenderme en explicaciones, lo diré de manera tajante. Si alguien me pregunta si creo que existe satanás, le contesto que sí y que habita en esas redes que acabo de mencionar. La banalidad del mal habita precisamente en lo superfluo. Y es que el diablo está en los detalles y desde luego, en la superficie; lo que es un juego o simple pasatiempo. La mejor artimaña del diablo, lo dijo Baudelaire, es persuadirnos de que no existe.

Lo que me ha dejado la lectura de la Divina Comedia es invaluable y va más allá de lo que esperaba. Intento trasmitir esa riqueza e invito a que quien la lea encuentre nuevos tesoros y si quiere los comparta. Creo que este largo poema es uno de esos libros que nunca se agotan. Que cada que se leen se encuentra algo nuevo, un punto que antes no se había visto, alguna imagen sorprendente, un verso contundente y bello. En fin, a diario que lo comento, tengo la sensación de que no abarco casi nada de la riqueza del canto, apenas toco un pasaje y siento que he dejado mucho más afuera y cosas más importantes. Ahora, lo que me intriga, es saber por qué no me había sucedido eso con mis intentos de lectura anteriores. Tal vez es cierto lo que dicen y, cada libro como muchas cosas en la vida, tiene su hora.

Además es un pozo inagotable que te permite indagar en otros conocimientos tan diversos que van desde la biología, la física, la psicología, etc, etc, etc. Un verdadero parteaguas en mi manera de concebir la poesía y sus alcances.

Y en eso el Paraíso no deja de sorprenderme, en su estilo ligero a pesar de las intrincadas reflexiones que cada canto tiene. De las tres partes, esta es la más filosófica. Una filosofía poética de la luz. La luz divina y la que vemos y nos deslumbra con su inmensidad todos los días que para el caso son lo mismo. De ahí mi insistencia de comparar las reflexiones de Einstein con las del Bardo. Al principio me pareció un disparate, pero con el paso de los días, me doy cuenta que la comparación no está tan errada y que se puede hacer un acercamiento, al sesgo, sobre las simpatías y las diferencias que tienen estos dos estudiosos de la luz.

En el canto V Beatriz explica:

El mayor don que en su gran generosidad nos otorgó Dios al crearnos, y aquel que se conforma más a su bondad y que él más prefiere, es la la libertad de albedrío del que todas las criaturas inteligentes están dotadas.

¿Qué es el libre albedrio? Sólo la Wikipedia tiene una entrada extensa sobre el tema. Como sucede con este tipo de cuestiones filosóficas, cada quien tiene su propia postura y la discusión es tan libre como el propio tema. Sin embargo, hay que ubicarnos un poco en el contexto de Dante. El florentino frente a una iglesia que en nombre de esa libertad otorgada por la divinidad, concentra un extraordinario poder muy terrenal. De hecho, sufrió el destierro por ejercer esa libertad frente al papado.

Detengámonos un poco en los versos que arriba transcribí. Dios quiere que seamos libres y somos libres por su bondad y porque estamos dotados de inteligencia. Un poco más adelante en el canto, se explica que los hombres deben ser más racionales y menos animales, para no caer víctimas de sus malas pasiones. Es decir, Dante sí cree que el hombre puede tomar sus propias decisiones y que es responsable de ellas. Y lo mejor, es la manera en que Dios nos muestra su bondad. En otras palabras, no está todo determinado. Desde luego, está es una creencia que concuerda con la doctrina católica. Por ello, si una persona antes de su muerte se arrepiente de sus acciones, merece la salvación. Para otras corrientes cristianas como el calvinismo, esto no es así: el destino del ser humano está prefigurado por Dios. Así, cada una de estas posturas a tenido consecuencias en la sociedad donde se ha desarrollado.

Ahora bien ¿Qué opina Einstein sobre la libertad? Al principio de su libro Mi visión del mundo, apunta:

No creo en absoluto en la libertad del hombre en un sentido filosófico. Actuamos bajo presiones externas y por necesidades internas. La frase de Schopenhauer: «Un hombre puede hacer lo que quiere, pero no puede querer lo que quiere», me bastó desde la juventud. Me ha servido de consuelo, tanto al ver como al sufrir las durezas de la vida, y ha sido para mí una fuente inagotable de tolerancia. Ha aliviado ese sentido de responsabilidad que tantas veces puede volverse una traba, y me ayudó a no tomarme demasiado en serio, ni a mí mismo ni a los demás. Así pues, veo la vida con humor.

Si recordamos que Schopenhauer no creía en el libre albedrío, podemos comprender que hay algunas diferencias aparentemente sustanciales entre la postura de Dante y la de Einstein. Aún así, reflexionemos un poco el complejo párrafo del físico alemán. La frase que cita de Shopenhauer desde que la leí me ha intrigado y me ha costado bastante entenderla. Veamos. Yo, si quiero y tengo los recursos necesarios, salto de un paracaídas. Ahí ya hice lo que quise. Lo que no puedo es estar queriendo querer saltar del paracaídas. Espero haber entendido bien la frase. Si esto es así ¿Cuántos de nosotros no vivimos en el querer-querer enamorados de nuestro propio deseo? De ahí creo se generan nuestros peores vicios. Alguien que ama comer y cae en el pecado de la gula, quiere lo que quiere. Por algo purga sus pecados en el Purgatorio. Lo mismo para alguien que es violento y sufre en el Infierno. Padece sus tormentos porque se enamoro de lo que hace: quiere lo que quiere. Si esto es así, estamos cerca de comprender por qué la Comedia se llama así. No sólo porque tenga un final feliz, caso creo que único en las obras canónicas de la literatura universal. También es comedia porque presenta una concepción de la vida desde el humor: somos víctimas de nuestras propias pasiones. Por último, creo que cuando esas necesidades internas encuentran la luz del amor y la inteligencia, florece la libertad.

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