Resulta que lo que dijo doña Rodríguez sobre la duquesa era cierto. Como en otras ocasiones Cide Hamete Benengeli nos muestra las relaciones sociales y de poder de una manera oblicua. Tal es el caso del agravio que doña Rodríguez le pide enderece a don Quijote, pues el duque hace oídos sordos pues el hombre que no le cumplió a su hija es alguien que presta dineros. Lo mismo de la mujer vestido de hombre y del hombre vestido de mujer que se encuentra Sancho y su comitiva por las calles. Todos estos enredos tan carnavalescos y que, como en la fábula no se sabe qué son verdad y qué son mentira, perpetuo tema del Quijote; principal punto ciego de la novela.

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