Despierta el Caballero de la Triste Figura y está combatiendo con odres de vino que el y su escudero se figuran que es un gigante. El Caballero combate en sueños y esa escena abrupta que interrumpe la historia del curioso impertinente, nos parece menos realista. Aún con todo el desbarajuste armado por don Quijote y Sancho, al cabo los sosiegan y todos piden que se de fin al cuento, tan bueno se había quedado. Al final, lo que parecía un juego acaba en tragedia y Anselmo muere de pura tristeza. El dolor y la deshonra son tan grandes que va como de molde el que así termine sus días. El cura, al terminar de leer, da una opinión: la forma no le desagrada pero hay un pero, es poco creíble que un caballero casado pida con tanta necedad y perjuicio suyo, que haga eso a su mejor amigo. Eso sería más creíble, dice, si fuera hecho por un galán y una dama ¿En realidad sería más creíble? Yo creo que no, y lo sabroso de la historia es precisamente esa cercanía entre los personajes. Ya se sabe, siempre nos conmueven, en cuanto a tragedias se refieren, las historias donde, por ejemplo, un hijo mata al padre o viceversa, o como en este caso, un amigo traiciona al otro.
Publicado por Colectivo de escritores hidalguenses y de otras tierras
Anarquista patafísico y bloguero en ciernes Ver todas las entradas de Colectivo de escritores hidalguenses y de otras tierras